sábado, 1 de agosto de 2020

Juan Carlos I y Felipe González in love. Novena parte.

  ¡Ay si Pablo Iglesias hubiese sido Felipe González, el país se hubiese ahorrado una guerra y mi abuelo Alfonso un exilio! dice Juan Carlos cuando llega Felipe González a la Moncloa y se convierte en el rey de los socialistas.
Solo en la España del esperpento pueden suceder estas paradojas. Un golpe de estado preparado por el monarca, parte del ejército y parte del Parlamento, fracasa, y el descalabro se convierte en el triunfo más clamoroso del reinado y de la "transición democrática"

Después de una semana de poner cada cosa en su sitio ya se puede escenificar la victoria en una gran manifestación.

El dia 28 de febrero de 1981 todos los periódicos se hacen eco de la gran manifestación a favor de la libertad, la democracia y la Constitución. Más de un millón de personas ocupan Madrid desde Embajadores hasta la plaza de las Cortes. Encabeza la manifestación una gran pancarta sostenida por Rafael Calvo, Rodriguéz Sahagún, Felipe González, Santiago Carrillo, Nicolás Redondo, Manuel Fraga y Marcelino Camacho. Todos llevan una pegatina en la solapa: una C en negro sobre fondo blanco.
Durante los momentos en que todos los líderes, tras la pancarta, esperan la orden de ponerse en marcha, Fraga y Marcelino Camacho mantienen una animada conversación sobre el ambiente de la manifestación. Poco después se incorpora a la cabeza de la manifestación el alto staff de la banca privada en pleno, y entre ellos, su presidente, Rafael Termes. Antonio Garrigues Walker, presidente de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) acude acompañado de su familia.
Un anciano con el puño en alto sostiene una pancarta que dice: Viva el rey.
Una legión de cámaras, fotógrafos, unidades móviles de radios y redactores acompañan el evento.
Los líderes políticos animan a los ciudadanos a que coreen "libertad" "democracia" "constitución"
Como el pueblo grita "dictadura, no", el secretario general del PSOE, Felipe González toma el megáfono intentando superar las voces de los manifestantes "Libertad, libertad, libertad" grita el pijo andaluz y Santiago Carrillo saluda, pitillo en mano, siguiendo el ritmo que marca González; quien al final de la manifestación dice satisfecho: " Esperemos que esto sirva para que los militares se den cuenta de que el pueblo quiere democracia" Jorge Vestrynge, entonces cachorro de la derecha dura. habla de contención del golpe y grita no pasarán.
Comienza a llover.
Rosa María Mateo lee el manifiesto previsto. El gentío la interrumpe con vivas al rey.

Qué desolación mirar hoy este cuadro después de saber lo que sabemos.

No se volveremos a ver una exhibición tan sobrecogedora de democracia orgánica hasta la puesta en escena por la muerte de Miguel Ángel Blanco.


La manifestación es como el preludio de la historia de amor entre el rey y "los socialistas"
En 1982 Felipe gana las elecciones y con González se acaba la "idílica transición" y se inicia la deriva totalitaria del sistema, con la implantación del bipartidismo, del terrorismo de estado y la guerra sucia contra ETA y su entorno. La ley Antiterrorista de 1985, aún vigente, supone un estado de excepción encubierto, un anacronismo propio del franquismo, con sótanos para torturar y guantánamos fuera del control de jueces, fiscales o abogados. Felipe se convierte en el testaferro del establishment dominante formado por el Rey, las élites financieras, militares, eclesiásticas, universitarias, de los medios de comunicación.
Los matrimonios saben muy bien lo que se cuece de puertas adentro, y González y el Borbón son un matrimonio bien avenido. El rey conoce bien a Mister X y Mister X espía al rey mediante el CESID, no vaya a ser que le sea infiel. Como en todas las historias de amor tienen sus tres años de gran pasión . Qué campechano es Juan Carlos, dice uno. Qué gracia tiene el andaluz, añade el otro.
Despachan los martes, hablan por teléfono a todas horas, quedan para tomar sus copillas. Incluso van con las esposas y si se tercia con las amantes, quién se lo impide.
Felipe va a Zarzuela como tú vas a casa de tu hermana y cuida del rey como si fuera una pieza de arte. Su majestad disfrute que ya estamos aquí los socialistas para arreglarlo todo. Y Juan Carlos disfruta como nunca gracias a estos socialistas despilfarradores y frívolos.


¡Ay aquellos saraos del 24 de junio, el día de la onomástica real!

La "gente guapa" la "jet" la "crème de la crème" acude al Campo del Moro a hacer ostentación de poder económico, político o intelectual. Durante años el santo del rey es el broche final de la vida institucional del jefe del Estado hasta después del verano. Su cumpleaños coincide con la Pascua Militar y por lo tanto es una celebración más protocolaria, pero el 24 de junio es otra cosa. El Campo del Moro se convierte en un desfile de la llamada "sociedad civil". Estar allí es ser importante, es existir. La familia real al completo reciben con besamanos, luego los invitados se dispersan por el jardín donde se sirve el cóctel, supervisado todo al detalle por José Luis Solaguren, el tabernero del rey, dueño de restaurantes en Madrid, Barcelona y Sevilla y amigo personal del rey. Su catering en las recepciones de la Zarzuela es imprescindible. Juan Carlos, el Campechano, se acerca y se apoya en el para descansar. Si le gusta la corbata de José Luis se la quita y se la intercambian ahí mismo ante las risotadas generales.
Raphael y Natalia Figueroa ríen a carcajadas con Jordi Pujol; Encarna Sánchez despacha con las infantas Pilar y Margarita; Isabel Preysler, marquesa de Griñón, le echa el ojo a Miguel Boyer, el serio ministro de Economía de los socialistas; las hermanas Koplowitz pasean sobre impecables Louboutin junto a sus Albertos, los de Construcciones y Contratas y la venta de las torres KIO, luego a Alicia la sustituye Marta Chavarri, ya con bragas.
Pasea Miguel Roca, quien después va a ser el abogado del caso Noos, y charla animadamente con la Caballé. Lola Flores con el Pescaílla consuelan a la reina porque el hijo está estudiando en Canadá “como madre entiendo su tristeza por tener que separarse de ese hijo maravilloso y guapísimo que tiene”.
En los corrillos, los periodistas tienen entonces la oportunidad de conversar “en un ambiente de gran cordialidad y sin ningún protocolo” con Felipe González, Lina Morgan, Mario Conde, la baronesa Thyssen…
Cerca de las ocho suena el himno de España y la familia real regresa la Zarzuela.

En 1991 celebran por primera vez su onomástica en Sevilla, en los Reales Alcázares, Acompañado por Sofia y el príncipe y las infantas el rey recibe a sus invitados que acceden a la recepción nocturna por la Puerta del Arco y por la Puerta del León. Esta vez hay menos políticos pero Carmen Romero y Felipe González no pueden fallar. Acude la aristocracia sevillana, toreros, humoristas y folclóricas: la Duquesa de Alba, acompañada de Jesús Aguirre. Pilar Medina Sidonia, Simonetta Gómez-Acebo y José Miguel Fernández Sastrón, Soledad Becerril, Victorio & Lucchino, Curro Romero.

Elena visita el recinto de la Cartuja para ver el estado de las obras de la Expo 92, saluda a la mascota Curro y se ha sube a la torre mirador.

El año siguiente vivirán su apoteosis en los Juegos Olímpicos y la Expo 92. Dice la prensa que este año cierra para siempre los oscuros años de la dictadura España ya es moderna. El príncipe desfila con el equipo español, la infanta llora a moco tendido. Qué tiempos estos cuando Felipe González deja el Coto de Doñana donde pasa sus vacaciones para despachar en Marivent a su amigo Juan Carlos, porque si en lo personal se adora, en lo político no tienen grandes desencuentros. Algunos quítame esas pajas sin importancia.
Incluso en una visita oficial del rey a Brasil, el rey repite las palabras que Felipe González ha escrito en un artículo para Le Monde Diplomatique sobre los valores democráticos.
Toda la prensa aplaude unánimemente el gran discurso. Cuando se descubre que no es muy original se ataca al gobierno y el rey permanece inmune. Ya se lo ha dicho Felipe, de gobernar y de lo que caiga nos encargamos nosotros. Felipe González lamenta lo ocurrido, y el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, se irrita. Pero a quien le cuesta el puesto es a Carlos Miranda, entonces director general para Asuntos de Latinoamérica pues le echan a él la falta de originalidad del discurso.
La Casa Real ni se pronuncia.
El rey y el PSOE reinan en España mientras el establisment está tranquilo. El rey navega en Mallorca, esquia en Baqueira, liga en Suiza y su popularidad crece como la espuma. El pueblo se ríe con cariño de sus percances, de las piernas rotas, los golpes contra una puerta de cristal, los tobillos doblados que nunca suceden en horario laboral.
Esquiando en Suiza se rompe la pelvis, casi pierde un testículo y le deja sequelas que debe operar años más tarde.Eso sí, siempre en clínicas privadas y exclusivas, lo único que es público es el dinero que paga por ellas. Luego se da otro ramazo en un ojo cazando en Suecia. En los Alpes franceses se pega otro guarrazo, y en Baqueira un buen topetazo cuando desciende por una empinada cuesta. El resultado son muletas durante unos meses.
En fin, que lo de su majestad diviértase se lo toma a pecho, y lo mismo para divertirse mejor se echa unos lingotazos que lo dejan luego hecho unos zorros.

Pero los casos chabacanos de corrupción del PSOE, recordemos el caso Juan Guerra, no pueden salpicar a la corona que es muy fina.
En 1990, la Casa Real y la Moncloa se alían para frenar a la prensa que le ha dado por poner titulares sobre corrupción: El caso Iberia y el de Juan Guerra y los líos de la corte de Mallorca, con titulares como "Así se forran los amigos del rey"
En su discurso de Navidad de este año el rey dice que a la libertad de expresión hay que oponerle la información veraz , que es necesaria la mesura y el respeto a la verdad de los informadores. Un tirón de orejas a la prensa por sus "excesos" El País no se suma a las críticas al mensaje y eso le supune la felicitación del rey por sus 5000 primeros números. El País y el rey iniciaban otra historia de amor.
Luego en junio de 1991, el rey, aconsejado por alguien que no es Felipe González y que puede ser un ambicioso y cada vez más influyente Mario Conde que ve a González en desgracia y se plantea entrar en política. en Granada vuelve a hablar de corrupción y esto no gusta nada al presidente socialista.


Este mismo año en un documental sobre la vida del rey, la periodista británica Selina Scott entrevista al monarca. Durante la conversación quiere saber si "como todo el mundo paga impuestos", "y cómo" responde el rey entre risas. Acto seguido Scott le pregunta si también evitaba pagar impuestos, el rey responde "no puedo decirlo, pero probablemente" La periodista pregunta cómo su hijo, entonces Príncipe de Asturias, se prepara para sucederle. Juan Carlos responde que lo más importante es que vea el ejemplo de su padre.


En el mensaje de Navidad de 1994, pese a todo lo que esconde bajo la alfombra, el rey vuelve a hacer referencia al tema de la corrupción, pidiendo que se corrijan con firmeza los abusos cometidos. Todos sus amigos y colegas están pasando por los juzgados, no puede condenarlos sin más porque saben demasiado, pero si exigir un propósito de enmienda.

En los últimos años cuando la imagen del monarca ha caído en picado todavía Felipe levanta su voz a favor a su favor defendiendo su "legado histórico" y repitiendo el relato del 23F. La presunción de inocencia, dice, está por encima de un policía corrupto y una señora tal. Entre las familias hay un pacto de omertá si una cae, caen todas. Rafael Vera quien fue condenado por la Sala Segunda del Tribunal Supremo a diez años de prisión y doce de inhabilitación absoluta por el secuestro de Segundo Marey y el delito de malversación de fondos públicos para financiar los GAL levanta ahora la mano para defender al monarca, junto a Luis Corcuera, otro del caso fondos reservados, afirma que el rey es un hombre extraorinario que nos permitió pasar del franquismo a la libertad. El rey, está tocado pero sabe mucho y el muchos saben que tiene que morir o callar. Mientras esté vivo es mejor levantar la voz para apoyarlo y que calle.


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