miércoles, 22 de julio de 2020

Juan Carlos I: Esperando a que se muera. Tercera parte


   Desde la designación de Juan Carlos como sucesor hasta 1972 Don Juan no quiere verlo. El reencuentro será con motivo de la boda de la infanta Margarita, su hermana ciega,  con el doctor Carlos Zurita, el 12 de octubre, en Estoril. Aun así, con ambiente de fiesta y todo, el conde evita que le fotografien con su hijo.
 El príncipe esperaba, como millones de españoles, aunque con sus motivaciones muy diferentes, a que Franco se muera de una vez.
En las escasas actividades de su jornada laboral, lo más entretenido es ir a El Pardo una vez a la semana.  El príncipe se aburre. 
Reuniones con Franco y con  los ministros López Rodó y López Bravo y  comunicaciones, informes o recados, del ejército, de falangistas, intelectuales, empresarios y periodistas forman parte de su vida. Franco para animarlo un poco lo envía a viajar por España para que se vayan acostumbrando a él. En estos viajes tuvo que esquivar algunas patatas, huevos o tomates.
Mientras los hombres de la «Operación Lolita» continuan su ardua tarea de preparar el terreno para lo que vendrá después de Franco. 
  En estos momentos, a finales de los 60 y principios de los 70,  ETA empieza su actividad contra le franquismo. En 1968 matará a dos guardias civiles, los primeros de una larga lista
  A principios de los 70 se suceden movilizaciones de protesta en Euskadi por los juicios del tribunal militar de Burgos contra nacionalistas vascos. 
 Pese a su gran apego al poder, Franco acaba por ceder en junio de 1973, designando como presidente del Gobierno a su asesor, el almirante Luis Carrero Blanco.
Fernández Miranda se convierte  en su vicepresidente, ministro secretario general del Movimiento y, además, cada vez con mayor fuerza, el hombre de confianza política del príncipe Juan Carlos.
 Para ir dando publicidad al Borbón fuera de las fronteras lo envían en 1971 a visitar a Nixon con motivo del lanzamiento del Apolo XIV.  En una entrevista de televisión respondió en un perfecto inglés "La influencia que tiene en las generaciones contemporáneas la concepción del universo, obliga a los hombres a salir de su aldea y procurar una visión de la vida más ancha que la que tuvieron las gentes de épocas anteriores", dijo sin equivocarse.
   La prensa señala que el príncipe era mucho más listo de lo que se cree. Habla inglés y dice frases largas.

 La inestabilidad política de los 70 es la máxima preocupación de Estados Unidos. Después de la limpieza que ha hecho Franco, España está ya preparada para acometer una transición pacífica. Con una módica inversión político-monetaria, ponen en marcha sus planes de financiar y proteger  la transición. Se trata de organizar partidos políticos y su  legalización. Los partidos  diseñados como sucursales de un centro estratégico. Al electorado se le reserva la función de consumidor del producto, por cuyo voto un grupo de partidos especialmente elegidos competirá entre sí en régimen de oligopolio. Las marcas, eslóganes y campañas de dichos partidos serán prefabricadas, con técnicas traídas de Estados Unidos, por personajes formados y teledirigidos para dicha función, como Julio Feo para el lanzamiento y acceso al poder de Felipe González, el candidato fundamental que desmontará los partidos de izquierdas y hará que España se quede en la OTAN.

   De acuerdo tanto con los planes de la «Operación Lolita»  como con los de Estados Unidos, la Casa del Príncipe es el aglutinante. En la Zarzuela se reunen todos los nuevos políticos encargados de dejar lo atado bien atado.
Como ejemplo de estos tejemanejes, Jacobo Cano facilita los primeros contactos con el PSOE, a través de los hermanos Javier y Luis Solana.  Muerto en accidente en 1971  le sustituiría Jaime Carvajal, que trabajaba en el Banco Urquijo con Luis Solana. 
Luis Solana va a ser un asiduo de La Zarzuela, a donde acude en moto y entra sin quitarse el casco, para no ser reconocido. Al grupo del príncipe le interesa especialmente porque, siendo un buen chico de la burguesía, tiene el lustre de haber estado en la cárcel por vinculación con la Asociación Socialista Universitaria y  algunas relaciones, aunque no orgánicas, con el Partido Socialista. Su hermano Javier (el que acabará  siendo Secretario General de la OTAN en el momento del bombardeo de Yugoslavia) sí está mucho más encajado en el organigrama del partido y también está  al tanto de las conversaciones, aunque no participa en ellas personalmente.

   Aparte de hacer contactos, el entorno del príncipe, como buen gabinete de relaciones públicas, tiene que ocuparse de ir construyendo una buena imagen del futuro monarca. 
La idea es de tiempos de cuando  Carrero Blanco era presidente del Gobierno, un poco preocupado porque aquello de tanto tomatazo y tanto chiste sobre el idiota.
  Precisamente ahí es  donde aparece la superstar Adolfo Suárez  que comienza  a trabajar para Juan Carlos, desde su puesto de director general de Televisión. Se encarga personalmente de crear una filmoteca con imágenes de Juan Carlos y Sofía, en favor de la causa monárquica juancarlista, suprimiendo todas las apariciones de Don Juan.
   Otro asunto a tratar es las condiciones del Ejército, si está dispuesto a dar otro golpe o iniciar otra guerra. Y por el momento parece calmado. Se harán  también estudios de la sociedad para ver como reaccionará a la muerte  Franco. La Operación Lolita ahora se llama Operación Príncipe.
  Y justamente en este momento dulce para los franquistas organizando el franquismo sin Franco, y para el príncipe organizando su propio reinado cuando Carrero Blanco descubre que su coche vuela.
El 20 de diciembre de 1973 el Dodge negro se eleva sobre  la calle Claudio Coello de Madrid. Se dirige, como cada día desde hace años, siempre siguiendo el mismo itinerario, a la misa de nueve de una iglesia de la calle Serrano frente a la Embajada de Estados Unidos. En vez de ir a misa, esta mañana acaba en un convento de jesuitas.

   El atentado contra Carrero tiene  el claro objetivo de desactivar o entorpecer los mecanismos puestos en marcha por el Régimen para facilitar la transmisión de poderes a Juan Carlos a la muerte de Franco; es decir, la perpetuación del propio Régimen. Pero las recientes revisiones sobre la Transición  han elevado a categoría de verdad la versión que elaboraran periodistas como Victoria Prego,  ETA habría poco menos que pretendido boicotear el camino hacia la democracia, encarnada en el mismísimo Carrero Blanco. 
 Sea como fuere,  Carrero trastorna los planes de la Operación Lolita, seguiremos llamándola así. Franco, ya bastante piltrafa, hace un cambio en su gobierno y mete al falangista Carlos Arias Navarro. Arias Navarro es conocido  como "el carnicero de Málaga" por sus labores como represor en la posguerra, siguiendo los consejos del Búnker, o "aparato del Pardo" formado por Carmen Polo, el marqués de villaverde, su médico Pozuelo y sus ayudantes.
El grupo Lolita  se queda descompuesto por el momento. Todos los hombres del almirante son destituidos en cadena. Torcuato Fernández Miranda es expulsado de la vida política, Laureano López Rodó es enviado de embajador a Viena.
 Cuando Juan Carlos sea rey, se los traerá a todos para premiar su fidelidad. 
 Los plantes de Estados Unidos de una transición ordenada siguen en pie y  el príncipe sabe que eso significa que está salvado.

    Realmente la diferencia entre Arias Navarro y los tecnócratas del Opus es tan mínima que ponerse de acuerdo no  supone mucho.La diferencia está en que el aperturismo proyectado se basa en la modificación de las Leyes Fundamentales no por vía de reforma, como en el plan del Opus, sino por vía de interpretación. Al igual que la Operación Lolita, el Espíritu del 12 de febrero, día del discurso de de Arias Navarro consisteen vestir el muñeco del franquismo con un traje nuevo. El 16 de diciembre de 1974  Arias aprueba el Estatuto de las Asociaciones Políticas, de tan escaso alcance que parece ridículo incluso a los propios franquistas.

    Trevijano y don Juan aparecen de nuevo, ven un agujero por donde meterse apoyándose en la oposición democrática para arrebatar el trono a Juan Carlos.  En el Hotel Maurice de París se entrevistan  con exiliados e los intelectuales. La idea es que don Juan haga unas declaraciones a Le Monde, la biblia del progresismo europeo, manifestándose en contra de todo lo que significa la dictadura pidiendo la legalización de todos los partidos políticos, un referéndum para decidir si se quiere monarquía o república, el reconocimiento de los derechos de las distintas naciones del Estado, el completo establecimiento de las libertades y derechos civiles, la libertad sindical y de prensa, la independencia del poder judicial y la separación entre la Iglesia y el Estado. Tras las declaraciones, los distintos partidos y grupos de la oposición van sumándose en cadena, apoyándolas, para crear una situación irreversible de ruptura con el régimen. Todos aceptaron el proyecto, y Don Juan se hace demócrata para la ocasión . La publicación está prevista para el día 28 de junio.

Pese a que está claro que la iniciativa supone la ruptura, Don Juan tiene la ocurrencia de consultarlo con Franco, en una entrevista en Palma de Mallorca, a donde ha  ido a reparar su barco. 
Y al fin, ya muy cerca del día 28, en la segunda quincena de junio, el secretario de Don Juan llama a Trevijano para decirle que se suspenden las declaraciones. Don Juan no se atreve, Franco le ha hecho ver que no tiene apoyos ni siquiera el familiar.

  Trevijano  tiene que seguir solo. Transforma el texto en los doce puntos de la declaración programática de la Junta Democrática, una nueva plataforma que agrupa varios sectores de la oposición, que se reune por primera vez el 25 de julio de 1974 en el hotel Intercontinental de París.

   Más inquietante todavía que la muerte de Carrero es la Revolución de los Claveles, en abril del 74, en el vecino Estado portugués. En la comunidad de exiliados aristocráticos de Estoril, algunos huyen  al extranjero  preocupados  por sus propiedades. Pero otros no sólo se quedan sino que aprovechan la situación para comprar barato a los que salen corriendo. Don Juan  se queda  porque Mário Soares le garantiza la seguridad de Villa Giralda y sus ocupantes.

 En  1974  la Comisión de la Trilateral se reune para dar las directrices de las nuevas democracias ibéricas: Supresión de las leyes que prohiben la financiación por las grandes empresas de los partidos políticos,  los partidos deben depender de sus inversores capitalistas  y transformarse en una subespecie de empresa con plantilla de producción política según el mercado. La financiación ilegal y la corrupción no son más que parte de la mecánica. Las internacionales Demócrata-Cristiana, Socialdemócrata y Liberal en Alemania aportan ayuda financiera para la recreación de los partidos que ostentarán el poder años más tarde. En julio de 1974, se convoca en Suresnes (Francia), con toda urgencia y con la financiación del partido en el gobierno de la RFA, un cónclave de jóvenes escindidos dos años antes del tronco del PSOE, que situó a su cabeza al equipo de Felipe González, los socialdemócratas de la baza norteamericana disfrazados de izquierdas. Y los colaboradores de Juan Carlos intensifican los contactos con la oposición controlable.


 Nicolás Franco, sobrino del dictador, ya se declara abiertamente "demócrata" en una entrevista a Cambio 16.  En 1974 se reune en París con Santiago Carrillo. El PCE es el partido más importante de la oposición y se piensa que su legalización evitará que el PSOE aglutinase a toda la izquierda. El representante del príncipe saca una impresión positiva y constructiva de la reunión. De hecho, Carrillo compromete al PCE en no mover ni un dedo hasta que Juan Carlos sea coronado rey, y en reconocer la monarquía a cambio de la legalización de su partido. 
   Al poco tiempo Nicolás se entrevista con Felipe González en Madrid,  De esta entrevista salió todavía más contento. El Partido Socialista ha girado hacia el electorado socialdemócrata, Tras entrevistarse en Madrid con Juan Carlos, en mayo del 75, un colaborador del presidente Ford declaraba a Le Monde: "La transición gubernamental en España se efectuará en el transcurso de los próximos cinco años"  En septiembre, Felipe González dice al diario sueco Dagens Nyheter: "Espero la instauración de la democracia en España de aquí a cinco años".
  Ahora solo le queda al equipo de Juan Carlos el búnker. María del Carmen Martínez-Bordiú, la nietísima, casada con Alfonso de Borbón y Dampierre en 1972. Alfonso es el favorito de los falangistas para suceder a Franco. En la boda Carmen Polo hace reverencia de reina a su nieta y Alfonso regala el Toisón de Oro a Franco, y lo que es peor, Franco lo acepta cuando había rechazado el que Juan Carlos le regaló para su boda con Sofía. 
Alfonso deja claro que apoyará a Juan Carlos si este jura los Principios Fundamentales 
Al morir don Jaime  en 1975 Alfonso de Borbón y Dampierre asume que él es  el Jefe de la Casa de Borbón.  El Duque de Cádiz intriga para desplazar a Juan Carlos en los escasos meses que le quedan al ya decrépito dictador. Juan Carlos teme  por su suerte, ante la posibilidad de que el aparato de El Pardo o los falangistas den un golpe de timón de última hora pero los "lolitas" tienen a Estados Unidos de su parte. 

Juan Carlos continua con sus visitas diarias a Franco, hasta que muere, el 20 de noviembre de 1975. Poco antes tienen una emotiva despedida. El príncipe se acerca a su cabecera y el dictador le coge la mano, la aprieta muy fuerte y le dice en un suspiro: "Alteza, la única cosa que os pido es que mantengáis la unidad de España"

 

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