jueves, 21 de mayo de 2020

Reflexiones sobre los abanderados de Salamanca.



Vivimos inmersas en el todo, necesitamos la luz del sol, el aire, el agua y el alimento. Todo pasa por nuestro cuerpo y vuelve a la naturaleza, y un día será nuestro cuerpo el que se convierta en aire, agua y comida. El día en que ya no haya consciencia de ser, seremos pero de otro modo.
  No podemos vivir fuera de nada, desde el momento en que tenemos que respirar y comer. somos dependientes de todo. Respiramos partículas de aire que respiraron los egipcios del tercer milenio antes de nuestra era, de las griegas que paseaban por la Acrópolis y los esclavos que remaban en las galeras; todavía quedan restos de orina de dinosaurio en el agua que bebemos, y en nuestro miedo permanece el miedo de las criaturas de las cavernas a los gritos y aullidos en la noche.
 
 No podemos ser seres completos estando aislados y no se puede disfrutar un momento de felicidad sin estar completo. Toda nuestra felicidad como seres envueltos por esa gran ola que fue la vida y que se inició casualmente hace millones de años, depende del equilibrio de afuera, de saber que hay sol, aire y agua para todos, porque las otras criaturas son parte de ese todo en el que estamos inmersos.
Cuando comenzamos a acumular mercancías y a arrebatarlas a otros construimos un muro entre nosotros y los demás, al separarnos de lo que somos creamos una creciente insatisfacción vital que pretendemos llenar con más objetos y eso nos lleva a fortificar el muro porque tenemos miedo a que nos quiten nuestros objetos. Aislados de nuestra esencia nos convertimos en seres desgraciados y esclavos lo que nos convierte en crueles contra los que están al otro lado del muro.
Nos reímos de los que hoy gritan en las calles ricas de Madrid porque son ridículos porque por salvar una vajilla de plata pueden matar a mil de su especie  y no hay nada  más grotesco que matar por tener piedras de colores,  nos reímos porque se desligaron de esa gran y magnífica ola que es la vida y que nos lleva a todos hacia el infierno o la gloria, pero nadie escapa de sus dictados.


Nota: Uso el masculino genérico por cuestión de estilo pero cuando lean nosotros deben entender que en nosotros hay MUJERES.

No hay comentarios:

Publicar un comentario