jueves, 16 de julio de 2020

Alfonso XIII: La hilandera doña Virtudes. Parte Primera

Mª Cristina de Habsburgo con Alfonso XIII
"Doña Virtudes" nos va a dar un respiro de 16 años, durante los cuales la regente fue un ejemplo de hermetismo, hieratismo y rigidez.  Bien protegida por el Pacto del Pardo se dedicó a sus oraciones y a la crianza de sus hijo. Se consideraba a sí misma como el hilo entre dos reyes, y así actuó.
Demostró su autocontrol y su maquiavelismo en el caso de Elena Sanz, la amante de su marido, a quien toleró en vida del mismo y con la que negoció cuando ambas quedaron viudas del rey y del amante y mintió en el juicio por las demandas del hijo de Elena, Alfonso, como "pecado necesario"

En En 1885  Alfonso XII . Deja  dos hijas menores y un zigoto de su esposa oficial y dos hijos de su amante Elena Sanz.
 María Cristina de Habsburgo-Lorena ( no confundir con la María Cristina, la de Borbón Dos Sicilias, la madre de Isabel II, la  que desvalijó España junto a su esposo Fernando Múñoz), asume la regencia del zigoto que será varón para gloria de los Borbones. El niño fue proclamado rey nada más nacer. 
  Los partidos dinásticos que se alternan en el poder mediante la corrupta política del turno, encabezados por Cánovas y Sagasta, acordaron el Pacto de El Pardo.  Un compromiso de seguir con el turno y respetar las leyes aprobadas durante el reinado del  rey  muerto. Así Cánovas cedió el gobierno a Sagasta con la habitual manipulación electoral
 La política liberal y conservadora era muy parecida en lo concerniente a la  estructura económica del país donde los ricos no eran molestados; pero mantenía entretenido al pueblo en disputas y defensas de un bando y otro. 
  Sagasta gobernó  hasta 1890, cinco años desde la muerte del Rey. Introdujo alguna de las medidas del Sexenio Democrático  aprobó una serie de medidas que permitían incorporar algunos de los avances conseguidos durante el Sexenio Democrático.( 1868-1874 la  Revolución Gloriosa y la  L República)  como Libertad de prensa con libertad de expresión sin cuestionar el turno ni la Monarquía; ley de Asociaciones obreras, Ley del Jurado, Ley de Sufragio Universal, con derecho a voto de los hombres mayores de 25.
Una fachada de libertades sobre un sistema corrupto dominado por la oligarquía.
 Fuera del sistema quedaba creciente movimiento obrero, el carlismo, el republicanismo y los nacientes nacionalismos. 
El carlismo ya terminada la guerra se convirtió en un movimiento rural fuertemente tradicionalista e integrista, muy asentado en el País Vasco y Navarra. Una parte de sus apoyos pasarían al PNV. El carlismo siempre fue colaborador con el turno. El republicanismo se integró en el movimiento obrero. 

  El nacionalismo catalán se configura como un movimiento integrador, es decir, no independentista, de carácter conservador y cuyas principales bases se encuentran entre la burguesía industrial, deseosa de influir en el gobierno de Madrid para conseguir una política más favorable a la modernización económica e industrial. En 1901 se funda la Lliga Regionalista de Cataluña, principal partido político del nacionalismo catalán que se identificaba con los intereses de la burguesía industrial. El vasco surge en un contexto de  industrialización, inmigración de no vascos, desaparición del tradicional espacio rural, difusión de ideologías obreras, a lo que se suma la abolición de los fueros en 1876. Estos cambios provocaron cierta inseguridad entre la pequeña burguesía y las clases medias, ideológicamente muy conservadoras. Sabino Arana y el PNV recogerán estos sentimientos. Por entonces la alta burguesía financiera e industrial del País Vasco siempre se sintió bien representada en los gobiernos de Madrid y no apoyó el nacionalismo. 
Sabino AranaEn Galicia,  también hubo un "rexurdimento" pero el atraso económico de la región y la ausencia de una burguesía fuerte que lo impulsara hicieron que fuese de menor vigor.
Pablo IglesiasCapítulo aparte merece el nacionalismo andaluz de Blas Infante, basado en la reforma agraria, tema tabú desde el reparto de Andalucía  tras  la conquista cristiana de Al-Andalus. Un nacionalismo de base popular que fue borrado de la faz de la tierra. La burguesía andaluza muy interesada en emparentarse con la nobleza, era una burguesía agraria y absentista, con los hijos asentados en Madrid, con puestos en la Corte, y  no quería ni oir hablar de nacionalismo. En la dictadura de Primo de Rivera el andalucismo fue prohibido y perseguido. No así el nacionalismo vasco y el catalán que se sentaron a la mesa del general sin muchos escrúpulos.
 En este periodo se va a crear el PSOE  por Pablo Iglesias desde la clandestinidad y la UGT
Durante la regencia de María Cristina España perdió Cuba y Filipinas, los últimos restos del imperio colonial, lo que sumiría a España en una sensación de desastre. Fruto de este pesimismo sería esa magnifica generación de escritores, la del 98.
Una vez puestos en contexto, vamos a ver qué hace la virtuosa María Cristina mientras enhuera al pollo  nacido el 17 de mayo de 1886 y fue proclamado Rey en ese mismo día. Por supercherías el rey muerto dejó dicho que su hijo no se llamase Alfonso sino Fernando, pues sabido era que el número trece daba mala suerte.  
  Maria Cristina, una mujer tradicional, religiosa y estricta,  arropada, como hemos dicho, por el Pacto del Pardo, dedica su regencia a  criar y proteger a su hijo. Aunque la Corte siempre  fue un nido de aduladores, en defensa de la ultraconservadora y archireligiosa regente hay que decir que no se rodeó de ninguna camarilla. Pero camarillas habia, claro y el  niño creció entre las babas de los aduladores y  los mimos de la madre y la tita  Eulalia y la tita Isabel, la Chata. Su tía Eulalia, a quien gustaba escribir,  lo definió como  un muchacho poseído por la sed de mando y el afán de empezar a gobernar, con permanentes demostraciones de autoritarismo " casi  como un rito casi religioso». 
 Mientras los políticos del turno anclaban bien el sistema y la monarquía se hacía intocable a Alfonso se le elgían los amigos, forzados compañeros, hijos de la más rancia aristocracia que fueron tratados siempre como inferiores.   El Rey niño era el exclusivo protagonista de una Corte sin iguales ni rivales; incluso sus hermanas era subordinadas.
 Bajo la supervisión de la Regente, un grupo de personajes estrictamente seleccionados se encargaron de la educación del rey, aislado del mundo en el palacio. Sus profesores eran profundamente conservadores y le daban un peso excesivo a la formación religiosa y militar.  
  A fines de 1898, todavía bajo el régimen de la Regencia, se produjo la pérdida de la ya mencionada pérdida de Cuba y Filipinas, últimos restos del Imperio colonial. Tras el desastroso enfrentamiento que supuso la guerra con los Estados Unidos, la España postrada y en ruinas únicamente podía dedicarse a asumir todas las consecuencias de una debilidad en todos los órdenes
 Fue al Gobierno liberal de Sagasta al que correspondió la firma del impuesto acuerdo que decidía la entrega de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en manos del vencedor. 
 Durante los dieciséis años que duró la regencia se produjeron veinticuatro crisis gubernamentales. La reina nunca fue desleal y  supo hilar bien para  no entorpecer la llegada al trono de su hijo. El apodo Doña Virtudes le vino por su perfeccionismo y su casi invisiblidad. Lawrence Lowel diría de ella que "pudo haber sido una de las mejores reinas constitucionales de Europa"
También supo ponerse en un segundo plano cuando su hijo alcanzó el trono.
El  joven Rey a punto de alcanzar la mayoría de edad  empezó a ser visto como la nueva figura que regeneraría el país. Si hubiesen leído su diario se habrían espantado.  Solo hablaba de patriotismo y autoritarismo y amor por un idolatrado Ejército, al que veía como la más fiable y firme institución del Estado.
    Esta era su idea de regeneracionismo "Yo puedo ser un rey que se llene de gloria regenerando a la patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puedo ser un rey que no gobierna, que sea gobernado por sus ministros, y por fin puesto en la frontera"
  Dotes de clarividencia no le faltaban al halitoso muchacho. 

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