viernes, 17 de julio de 2020

Juan de Borbón y Franco: El interregno

Este artículo tiene objetivo hacer un seguimiento de los Borbones desde que Alfonso XIII es obligado a abandonar el país por su excesivo gusto por las dictaduras, hasta que un dictador elige a su nieto Juan Carlos, el cual decide salvar la democracia.
No se rían, no es un chiste.

   En las elecciones celebradas el 12 de abril de 1931, España votó República, y dos días después, el 14, se proclamaba el nuevo Estado republicano.
  El rey Alfonso XIII, sin apoyos suficientes para iniciar un conflicto armado contra la recién ancida República, salía por la parte de atrás de su palacio, dejando a su familia en él.
El júbilo popular estremecía, de punta a punta, a España. ¡No se ha marchao, que le hemos echao!, gritaban las calles.
    La República tenía pendiente arreglar el desastre del siglo XIX y de la primera parte del XX; es decir reconstruir un país nuevo.
La monarquía hereditaria de los Borbones tuvo desde la llegada de Felipe V un carácter absolutista y populista, mucho orgullo de clase y mucha campechanía, mucha indiferencia a lo que sucediera a un pueblo al que despreciaban y mucho discurso de amor por los débiles.

  Antes de su huida, el rey Alfonso XIII, redactaba de puño y letra un manifiesto al país, fechado el 13 de abril de 1931 y publicado con el permiso expreso del Gobierno Provisional de la II República en diferentes medios de comunicación.
Comunicaba el rey que él era muy bueno, que se iba triste porque ya no lo querían y que no deseaba que los españoles se pelearan por su culpa, en cuanto a las culpas que pudo tener indicaba que fueron "sin malicia" Avisaba que si quisiera "hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo contra los que las combaten" . Es decir que se iba porque quería no porque lo echaran.
El ministro de Hacienda facilitó la publicación de la carta de despedida : "El Gobierno no quiere poner trabas a la divulgación, por parte de la Prensa, del manifiesto que firma D. Alfonso de Borbón, aun cuando las circunstancias excepcionales inherentes al nacimiento de todo régimen político podría justificar que en estos instantes se prohibiera esa difusión" 

El digno discurso de Alfonso de Borbón no se correspondía con la realidad. El rey había huído, abandonado hasta de sus alabarderos, sin más asistencia que la protocolaria de su Gobierno. Hasta el último segundo calculó fríamente sus posibilidades de revancha. Los Berenguer y los generales cuidadosamente seleccionados para situarlos en puestos estratégicos, esperaban órdenes, preparados para otra dictadura. Por fortuna estaba solo, y, como tantas veces en la Historia, el Borbón flaqueó en el momento en que ya su propia vida peligraba
La fuga de Alfonso de Borbón fue saludada con júbilo
El periodista Gonzalo de Reparaz escribía: "Era terco; quiso resistir. Hasta última hora creyó posible vencer a la nación haciéndola asesinar por la espalda de uno de sus estultos pretorianos. Pero precisó envainarla y partir. Entonces concibió un plan muy propiamente suyo: marcharse sin abdicar, y luego, cuando no hubiera peligro, reivindicar 'su' derecho". 

Para la prensa, la salida de Alfonso XIII fue un acto de cobardía, ya que dejó en el Palacio Real a toda su familia, incluída su mujer, la reina Victoria Eugenia , y sus dos hijos enfermos. 
Desde Madrid salió al puerto de Cartagena, donde embarcó con destino a Marsella. Por su parte la reina y sus dos hijos abandonaron España en tren, el día 15 de abril con destino a Francia.
El gobierno de la II República aprobaría en Cortes la Ley de 26 de noviembre de 1931, donde Alfonso XIII sería acusado de alta traición y despojado de todos sus derechos dinásticos. 
Esta ley sería derogada por otra del 15 de diciembre de 1938 firmada por el dictador Francisco Franco.

José María Zavala cifra la fortuna del rey en 140 millones en su libro 'El patrimonio de los Borbones'.
En el exilio, como hemos visto en el capítulo anterior, manipuló todos los hilos con la Italia del Duce para que ayudase primero a la destrucción de la República y luego a la victoria de Franco.
  Marsella fue el primer puerto del rey exiliado, allí lo esperaba el embajador Quiñones de León, quien le comunicó que la reina y sus hijos irían en tren directamente a París. Pasó la noche en el Hotel París de Montecarlo. Allí fue fotografiado degustando el cóctel Alfonso XIII, creado para él "ginebra, dubonet y un chorrito de angostura"
El jueves 16 de abril se reunía el el vestíbulo del hotel Meurice con la reina Victoria Eugenia y sus seis hijos: Alfonso, Jaime, Beatriz, María Cristina, Juan y Gonzalo.
Don Alfonso apenas saludó a su familia. Encargó a Quiñones que le comprara media docena de camisas de seda y se lanzó a conceder entrevistas y a sumergirse en un carrusel sin fin de actividades en un estado de euforia enfermizo. Tenía dinero, mucho dinero, y mucha libertad. Los nobles que lo acompañaban se quedaron en el hotel comiendo a su costa y conspirando contra la República.

  Aunque su fortuna en bancos extranjeros era jugosa, el ex rey temió arruinarse y despidió a nobles, servidores, vendió los coches, y en un viejo Hispano, al que habían raspado las flores de lis de las portezuelas, obligó a su familia a refugiarse en Fontainebleau, en el Savoy, un hotel de medio pelo con las habitaciones tan pequeñas que los baúles se colocaban en los pasillos. No tenían cuarto de baño y costaban cinco francos por noche. Decía al personal del hotel, muy campechano "¡Comprendedlo! ¡Estoy sin guita! ¡Soy un rey en paro!"
Pero mientras su familia estaba en un hotel de tres al cuarto el rey seductor conservaba su suite en el Meurice donde recibía a sus amantes. También se compró un Bugatti para recorrer el trayecto París- Montecarlo a la velocidad, vertiginosa entonces, de 120 km hora. 
Declaraba con cinismo "El exilio engorda mucho"
El matrimonio, que en España no se hablaba desde hacía tiempo y que, con el nacimiento del último hijo, Gonzalo, había interrumpido todo contacto, se veía obligado a soportarse a diario.

Finalmente Alfonso y Victoria Eugenia se enfrentaron en el saloncito de fumadores del hotel. El rey le reprochó a su mujer su estrecha relación con los duques de Lécera. La reina casi le escupió con toda la rabia acumulada durante 25 años de infidelidades y humillaciones: «¡Los escojo a ellos y no quiero ver tu fea cara nunca más!».
La reina regresó a Inglaterra sola y Alfonso se quedó con los hijos. Luego se enfrentó al rey en los tribunales reclamando su dote y una pensión anual. La prensa amarilla encontró un filón en este enfrentamiento real.
Alfonso se convirtió en un nómada de lujo, dedicado a deambular por París, Roma, la Riviera, Cannes, los cotos de caza europeos, el Hotel Semíramis de Egipto o Deauville, en cuyo casino jugaba a le chemin de fer cuya apuesta mínima eran 80 libras.
Diez años duró esta vida, hasta que el 28 de febrero de 1941, en el Gran Hotel de Roma, murió.
Sus hijos varones, a excepción de Juan, tendrían poca fortuna, todos murieron en accidentes.
Alfonso y Gonzalo muy jóvenes. 

Alfonso de Borbón, el heredero por primogenitura padecía la enfermedad de la madre, homofilia, un padecimiento que se traduce en incontrolables pérdidas de sangre, de difícil tratamiento entonces.
Cuando se produjo el advenimiento de la República Alfonso tenía 23 años y salió con su madre y sus hermanos camino de Francia. Trató de casarse con la hija de una familia de ricos cubanos pero el rey se opuso. Usando el matrimonio como excusa le obligó a renunciar a sus derechos sucesorios y le concedió el título de Conde de Covadonga.
Alfonso  pasó a vivir a Cuba y Estados Unidos. A la esposa la familia de Alfonso XIII le llamaba despectivamente "la puchunga" Debido a una una intervención urológica Alfonso quedó impotente y el matrimonio finalizó con un divorcio en 1937. El Conde de Covadonga, gravemente enfermo, se casó otra vez con Mª Esther Rocafort, otra cubana. El matrimonio apenas duró dos meses. 
Luego se instaló en Florida, viviendo de la asignación de su padre el rey y en 1938 un accidente automovilístico acabó con su vida.
Jaime tenía 22 años cuando salió de España rumbo al exilio. A los cuatro había quedado sordomudo debido a una operación en ambos oídos. En 1933  fue obligado a abdicar como Príncipe de Asturias.
Don Jaime era sordomudo y esto le impedía comunicarse, pero no, como buen Borbón, disfrutar de las mejores casas de fiestas de la Roma de Mussolini, donde vivía
Para compensar la retirada del título de príncipe heredero se le otorgó el título de Duque de Segovia Luego se casó con una aristócrata italiana: Emmanuela Dampierre. El padre le obligó a firmar que renunciaba sus derechos para él y sus descendientes. Todos los derechos pasaban a su hermano Juan
El matrimonio de Jaime y Emmanuela no fue bien desde el principio. Ella se mostraba espantada por la aparente voracidad sexual de su esposo. Tendrían dos hijos, Alfonso (1936) y Gonzalo (1937), entre episodios de sordidez extrema. Emmanuela no ahorraría ningún detalle en sus memorias. Llegaría a contar que en una ocasión se infectó de un venérea por culpa de la afición de su marido a las prostitutas. Jaime tras el divorcio, acabó casándose con una artista de cabaret alemana, Carlota Tienedman. Los nuevos Duques de Segovia inauguraron, junto a los Duques de Windsor. la moda de cobrar por acudir a eventos y se hicieron caras habituales de la prensa del corazón francesa.
Entre evento y evento reabrió la batalla por sus derechos dinásticos, mientras sus hijos se criaban en internados en Italia y Suiza y la casa de la abuela que vivía un plácido exilio en el país helvético.
En 1954, Alfonso se trasladaría a estudiar a España. Seis años antes lo había hecho su primo Juan Carlos. Ambos entraron en el país con el permiso de Franco.
  Durante décadas los dos primos intentaron contentar a Franco, el dictador se divertía con los dos. Alfonso tenía apoyos de la Falange y empresarios y políticos como Juan Antonio Samaranch o Landelino Lavilla. Todos le darían de lado cuando en 1975 accedió al trono Juan Carlos I.
Su último cartucho fue su boda con Carmen Martínez-Bordiú en 1972. Muchos pensaron que posiblemente el dictador se decantaría por Alfonso con tal de ver a su nieta mayor convertida en Reina. Carmen Polo y el Marqués de Villaverde se mostraron entusiastas con la idea. A pesar del nacimiento de dos hijos, Francisco en 1972 y Luis Alfonso en 1974, en el verano de 1975 conoció al anticuario francés Jean Marie-Rossi, con el que cuatro años más tarde se marcharía a vivir a París, dejando a Alfonso con sus dos hijos. En noviembre sería coronado Juan Carlos.
El Infante Don Jaime murió en Suiza, el 20 de marzo de 1975. Nunca quedaron claras las circunstancias de su muerte. Se especuló sobre si la misma se produjo como consecuencia de un botellazo propinado por Carlota Tienedman en medio de una de sus habituales refriegas. No se investigó el asunto y sus hijos prefirieron una versión oficial poco comprometida.

Beatriz se instaló con su padre en Roma, ciudad en la que contrajo matrimonio con el príncipe italiano Alessandro Torlonia. En la capital de Italia vivió el resto de sus días y alli nacieron sus hijos y nietos, entre los regalos que nos dejó esta Borbona podemos contar con su nieto Alejandro Lecquio.

María Cristina se convertiría en la reina del vermut al casarse en Roma con el industrial Enrico Marone dueño del imperio Cinzano También ella hubo de renunciar a sus derecho. Falleció en Madrid en 1996 a consecuencia de un infarto cuando estaba pasando unos días en casa de su cuñada, la Condesa de Barcelona, también Infanta Española y madre de Don Juan Carlos.

Gonzalo de Borbón el hijo menor de Alfonso XIII, hemofílico también tuvo la misma muerte trágica que sus hermanos Alfonso y Jaime. Murió en 1934 a la edad de 20 años en un accidente de automovil que presuntamente conducía siendo menor y sin carnet de conducir.

Muertos trágicamente los hermanos, Alfonso y Jaime obligados a renunciar a sus derechos al trono así como los de sus hijos y Gonzalo sin descendencia, el único heredero que quedaba era Juan de Borbón
Juan de Borbón y Battenberg nació en el palacio de la Granja de San Idelfonso en 1913. Aunque era el tercer hijo del rey se convirtió en heredero tras las renuncias forzadas de sus hermano. En 1933 fue nombrado heredero al trono español
En 1935 se casó con María de las Mercedes de Borbón. Tuvieron tres hijos. Dos hembras excluídas de la sucesión, María Pilar, Margarita, Juan Carlos y Alfonso. 

Juan y María de las Mercedes residieron en Cannes (donde nació su primogénita, Pilar), Roma (donde nacieron sus otros tres hijos), y, al desencadenarse la Segunda Guerra Mundial, se trasladaron a Lausana (en la neutral Suiza) para vivir junto a la reina Victoria Eugenia, madre de Juan. Finalizado el conflicto, fijaron su residencia en Estoril.   Alfonso, el hijo menor, moriría siendo un niño, a la edad de catorce años, en un controvertido accidente de juegos con armas cargadas en manos de su hermano Juan Carlos, de dieciocho. El accidente nunca se investigó, solo ha trascendido que Juan obligó a su hijo Juan Carlos a jurar que había sido un accidente. Las relaciones entre los hermanos y las razones que llevaron al padre a sospechar de su propio hijo no son conocidas.

  Juan de Borbón apoyó el régimen franquista en sus primeros años y durante la República había mantenido relaciones estrechas con Acción Española, derecha autoritaria.
Durante la guerra intentó  afiliarse al ejército del bando de Franco. Al terminar la guerra envió un telegrama al general Franco felicitándole por su victoria, que acababa con el grito falangista: Arriba España
 En 1941 con motivo de la aceptación de la abdicación de su padre el rey Alfonso XIII en una ceremonia celebrada en Roma,  hizo referencia a la guerra civil como la Gran Cruzada Nacional   y repitió la misma expresión en el entierro del padre : Debemos hacer hoy frente a la revolución roja con una política racial militante, llena de espíritu cristiano e implantada con justicia, con generosidad y con autoridad
A principios de 1941 don Juan buscó el apoyo de la Alemania nazi para la restauración de la monarquía. En abril un representante suyo viajó a Berlín para establecer un enlace directo con el ministerio de asuntos exteriores alemán pero el representante de Ribbentrop le contestó que Alemania no estaba interesada en la propuesta, aunque mantendría buenas relaciones con un gobierno «nacional» que pudiera establecerse en Madrid.
   A pesar del fracaso del viaje a Berlín los contactos con la Alemania nazi prosiguieron en los meses siguientes después de que don Juan se trasladara de Roma a Lausana.
A finales de 1942 don Juan manifestó por primera vez públicamente su aspiración a ocupar el trono de España. En el Manifiesto de Ginebra  expresaba su ambición de recuperar el trono de España, pero Franco pensaba en la monarquía como sucesión no como alternativa.
Juan cambió el discurso y de ser un simpatizante de extrema derecha y un filonazi pasó a ser  el rey cuya misión principal sería conseguir la reconciliación de la nación, eliminando las causas que la mantenían dividida
Tras el fracaso de las conversaciones entre los generales monárquicos con los representantes de Franco  Juan de Borbón envió una carta confidencial a sus partidarios dentro de España pidiéndoles la opinión sobre si debía romper con el régimen franquista y publicar un manifiesto. El contenido de la carta llegó a conocimiento del general Franco quien inmediatamente ordenó al embajador español en Suiza que se entrevistara con  Juan en Lausana, donde residía. 
Tras la entrevista, que tuvo lugar el 18 de febrero, el embajador informó a Franco sobre la preocupación de Juan sobre el silencio del Generalísimo respecto a la Monarquía y sobre él mismo
En 1945 Juan hace público el manifiesto de Lausana, en el que pide a Franco  que se retire y deje paso ala monarquía. 
El manifiesto fue silenciado por la prensa y la radio españolas, aunque sí lo difundió la BBC
En 1947 después de dos años de silencio, el  general Franco promulgó la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (quinta «ley fundamental»), en la que se otorgaba de modo vitalicio la «Jefatura del Estado» al «Caudillo de España y de la Cruzada, Generalísimo de los Ejércitos».  Además el art. 6 confería a Franco el derecho a designar sucesor «a título de Rey o de Regente» «en cualquier momento» y con plena capacidad de revocación de su decisión.  
Así pues, la Monarquía no sería restaurada sino instaurada en las persona de la realeza que el general Franco decidiera, convertido así su sucesor en un títere del dictador y de sus herederos políticos
El contenido de la Ley de Sucesión fue conocido por Juan de Borbón antes de que se promulgase gracias a la entrevista que mantuvo con el enviado de Franco, Luis Carrero Blanco Juan de Borbón respondió
La respuesta de Juan fue el  Manifiesto de Estoril, en el  rechaza la Ley y defiende sus derechos hereditarios de sucesión al trono Este mensaje no se hizo público en España, donde la prensa lanzó una campaña contra «el pretendiente»
La rehabilitación internacional del régimen franquista y la aprobación en referéndum de la Ley de Sucesión en julio de 1947 debilitó hasta tal punto a la opción monárquica, que  Juan de Borbón cambió de estrategia respecto a Franco y en 1948 se entrevistó en el yate Azor con el dictador. Como resultado se acuerda que Juan Carlos de Borbón, se educaría en España bajo la tutela del general Franco. Franco llevó a Jaime de Borbón para recordar a Juan que si no le gustaba lo que ofrecía tenía un plan B.
El acuerdo alcanzado entre Franco y Juan  de Borbón que suponía un reconocimiento implícito de la legitimidad del régimen franquista . 
 En 1951 Juan de Borbón escribe una carta a Franco pidiendo que ponerse de acuerdo para estabilizar el régimen. Su etapa de enfrentamiento había terminado.
Ante la muerte de Alfonso de Borbón a manos de Juan Carlos, Jaime de Borbón y Battenberg solicitaría más tarde una investigación en profundidad, al considerar que tal suceso podía afectar a la línea sucesoria pero Juan ya se encontraba bajo la protección del dictador.
 En 1957 Juan aparece con una boina roja abrazando los principios carlistas, el carlismo español abraza al Borbón quien pronunció un discurso apasionado sobre el tradicionalismo y el llamado espíritu del 18 de julio. 
El nombramiento de Juan Carlos como sucesor de Franco con el título de rey en la Jefatura del Estado, se produjo oficialmente el 19 de julio de 1969. La aceptación por parte de Juan Carlos de dicho cargo, provocó el distanciamiento entre padre e hijo durante algunos años, pues  Juan se negó a ceder los derechos dinásticos que le había entregado su padre, Alfonso XIII. 
  El hecho de que Franco eligiera a don Juan Carlos como sucesor en 1969 y no a Juan,  heredero legítimo al trono español, creó un cisma familiar. La mala relación entre el dictador y el conde de Barcelona, con los manifiestos de Estoril y Lausana de por medio,  provocó que el primero decidiera saltarse una generación y fijara sus ojos en Juanito, como lo llamaban, para ser el continuador de su legado. 
El ahora Rey emérito aceptó la decisión de Franco a pesar de las reticencias de su padre, y sin valor de decírselo a la cara, decidió mandarle una carta a Estoril. “Me resulta dificilísimo expresarte la preocupación que tengo en estos momentos. Te quiero muchísimo y he recibido de ti las mejores lecciones de servicio y de amor a España. Estas lecciones son las que me obligan como español y como miembro de la Dinastía a hacer el mayor sacrificio de mi vida y cumpliendo un deber de conciencia y realizando con ello lo que creo que es un servicio a la Patria, aceptar el nombramiento para que vuelva a España la Monarquía”, rezaba la misiva.
  En la carta de respuesta de don Juan, escrita por Antonio García Trevijano, el conde de Barcelona recriminaba su actitud a su hijo: "Ni estoy de acuerdo, ni daré mi consentimiento nunca, ni aceptaré jamás que puedas ser rey de España sin el consentimiento de la Monarquía, sin pasar a través de la dinastía”. A pesar de las opiniones y reproches de su padre, don Juan Carlos cumplió con el cometido que juró ante Franco en 1969 y tras la muerte del dictador en noviembre 1975, se convirtió en rey de España, eso sí, sin el apoyo de su padre
Según la tradición borbónica no se podría haber considerado rey a Juan Carlos I hasta que Juan de Borbón no abdicara en la persona de su hijo, extremo acontecido en 1977 aunque  Juan Carlos ya había sido proclamado oficialmente rey de España el 22 de noviembre de 1975, con arreglo a la disposición del general Franco, según la cual, debía continuar el régimen establecido como sucesor suyo.
El 14 de mayo de 1977, en una sencilla y breve ceremonia celebrada en el ámbito familiar del palacio de la Zarzuela, renunció oficialmente a sus derechos dinásticos, cediendo a su hijo la jefatura de la Familia y Casa Real de España. Durante el resto de su vida conservaría el título de conde de Barcelona, uso que sería ratificado mediante Real Decreto de 6 de noviembre de 1987.

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