jueves, 30 de julio de 2020

Manifiesto antiperfeccionista

Recuerdo las tardes de verano. Mi madre abría la ventana y el aire fresco de la tarde movía las cortinas que daban al corral. En el corral - que no se llamó patio hasta que nos enseñaron a avergonzarnos de ser de pueblo y andaluces- mi madre criaba gallinas y pavos en libertad. De vez en cuando abría el portón y salían a comer los granos que se libraron de la siega. En el corral crecían sampedros color rosa fucsia y amarillo limón que eran como un perla entre herrizas.

Con cuidado ensartaba el hilo en la aguja y luego ponía en su sitio el pequeño bastidor de bordar. Entonces comenzaba el ronroneo dulce y monótono de la máquina de coser. Al entrar en casa, cuando volvías de la escuela o de jugar con las amigas, esa música te anunciaba que ella estaba allí, que entrabas en terreno seguro.
La de mi madre era una Alfa negra con mueble, cajones, rueda de metal con cordón y pedal.
De esa máquina y de la constancia y pasión de mi madre por la costura salieron pantalones, camisas, faldas, vestidos, sábanas, cortinas e incluso los calzoncillos de mi padre. En manos de mi madre unos tristes retales se convertían en nuestros atuendos de andar por el mundo. Yo todavía la recuerdo con los alfileres en la boca ajustándome las telas al cuerpo para que el vestido saliera garboso.

Este recuerdo del rumor armonioso me ha hecho pensar en todas las mujeres con sus máquinas de coser en el mundo. En las manos que enhebraban, los pies que pedaleaban, los tejidos que se convertían en prendas para vestir a los suyos.

Internet me dice que la primera máquina de coser fue patentada por Thomas Saint en 1790; pero no fue hasta 1830 que la máquina se afianzó en la industria de la mano del sastre francés Barthélemy Thimonnier. Dice que en 1860 comenzó a ser vendida para uso privado y en las casas, incluso en las pobres, su música se acomodó entre la de las conversaciones, los locutores de la radio, la cuchara chocando con el plato, los gritos de los niños.
Una camisa que necesitaba catorce horas de trabajo podía ser cosida en una hora. Este aparato que en manos de nuestras antepasadas fue un regalo caído del cielo, en manos de los hombres de negocios significó el cambió del modo de hacer la ropa: Cada vez más rápida, más perfecta, más barata.
A mediados del siglo XX irrumpió el polyester. La industria textil creció de un modo espectacular hasta

convertirse en una pesadilla medioambiental.
Una gran parte de las 700 toneladas de las emisiones de microplásticos proceden de esta industria.

La producción a gran escala y el uso de mano de obra femenina mal pagada son las madres de este desastre. Tres cuartas partes de las trabajadoras de esta industria son mujeres, sin derechos laborales, lo que permite a las grandes corporaciones presentar, cada dos meses, nuevas colecciones y colocar el atractivo cartel "rebajas" en los restos de las anteriores.
Incentivados por una publicidad agresiva que genera una irrefrenable necesidad de "lo nuevo", los consumidores amontonan montañas de trapos de los cuales se recicla solo una ridícula parte.
Las mujeres que bordan "The future is female" en Marruecos no saben que significa "future" ni "female" pero las mujeres occidentales compran en HM las camisetas rebeldes.
Estas mujeres dobladas sobre la máquina de coser, trabajando hasta el desmayo, muchas veces abusadas sexualmente por impunes jefes de plantilla, son las que nos cosen los perfectos sloganes sobre nuestro modo de ser guay blanco: el antirracismo blanco, la antixenofobia blanca, la antihomofobia blanca salen de las manos de mujeres que llevan cosiendo desde los catorce años durante doce o catorce horas diarias sin días libres.

Todas hemos oído que detrás de un hombre con éxito hay una mujer fuerte. No nos engañemos, detrás de los hombres de éxito hay muchas mujeres, fuertes, sí, claro, y cansadas y explotadas.

Este sistema hace más barato comprar ropa nueva que reparar la que se tiene. Pero sabemos que esto no puede seguir así, generando almacenes de trapos y abusando de mujeres de países pobres.

Cuando hablamos de industria de la reparación o el reciclaje, mucha gente responde que que las trabajadoras pueden perder sus trabajos repitiendo lo que los patrones dicen. En lugar de exigir sueldos decentes y jornadas de trabajo más cortas preferimos la continuidad de la industria en nombre de "mejor lo malo conocido"
La ropa es más cara al pagar mejores sueldos y bajar la jornada laboral, pero eso incentiva la reparación o el reciclaje
El remiendo puede crear un cambio interior y exterior y sobre todo mejorar la vida de quienes hacen nuestros trapos
Las reparaciones visibles antes eran sinónimo de pobreza, en la historia de la literatura, me viene a la cabeza Oliver Twist, la ropa remedada era el sello de los miserables, por eso los pobres no quieren llevarlas, solo los ricos pueden llevar ropa destrozada sin problemas porque eso no afecta a su estatus, por eso reparar y reciclar es apostar por un cambio profundo.
La reparación de la ropa puede ser creativa y atractiva. Que se lo pregunten a mi madre convirtiendo un retal en una cortina bordada.

El remiendo tiene mucho que ver con el feminismo y el decrecimiento.
El Capitalismo y su idea del crecimiento eterno e infinito es una falacia.
No sabes cuanto estás haciendo por el clima y el medio ambiente cuando reparas, cuando sacas una camiseta de tirantes de una de manga larga y con las mangas de la otra conviertes un vestido de manga corta en uno de manga larga.
Justamente estos días en que se ha frenado todo un poco hemos entendido la terrible dependencia que tenemos del consumo de cosas inútiles. Es una ansiedad incontrolable y sin embargo puede ser sustituida muy fácilmente por otras actividades. Eso lo hemos visto también. Unos días con las tiendas cerradas y hemos sobrevivido. Es cierto que ha sido una catástrofe para muchas personas y negocios pero es justamente esa situación de catástrofe que debemos usar para entender que urge el cambio. Que se necesitan nuevas vías para no galopar sobre el desastre ecológico con gafas de colores.
La ropa reciclada no es perfecta, pero quién demonios quiere ser perfecta.
Me compré una máquina de coser hace unos meses y la adoro. Es su música la que me lleva a las tardes de verano, a mi madre, y a mi abuela junto a la chimenea, en su casa de techos de madera con empedrado en el pasillo para que pasaran las bestias a las cuadras. No vaya a pensar alguien que estoy haciendo un manifiesto a la pobreza como nos hace el zorro viejo de Pepe Mújica de vez en cuando, se puede y debe hablar de lo que hubieron de padecer estas mujeres de la Andalucía latifundista, pero en su momento, ahora estoy sentada con mi madre y mi abuela dándole al pedal.

Cuando coso digo no al perfeccionismo, no a los modelos de belleza, no a la juventud eterna. Es un manifiesto el coser, cuando mi hija o mi hijo me dan un pantalón para que les repare un descosido o un agujero, suena la música de mi madre y mi abuela y siento un gran respeto por ellas y por mí misma. El tiempo va lento y las piezas que eran nuevas ayer hoy necesitan atención.

Mis amigas de la infancia llevaban en sus vestidos la marca del dobladillo bajado hasta lo imposible para aprovecharlos de hermana a hermana o de prima a prima.
Alguien nos enseñó a avergonzarnos de nuestras imperfecciones, alguien señaló la marca delatora, el talle que había quedado demasiado alto, las mangas demasiado cortas y lo que era de una belleza única pasó a ser símbolo de pobreza y la pobreza debe ocultarse como una falta propia.

Hoy nos atacan mucho más duro con los ideales, esos que no nos dejan espacio para respirar, para ser, que nos impiden ser gordos en paz, bajos en paz, viejos en paz. Más que nunca hay que escuchar el murmullo de la máquina de coser, dejarse llevar por el encanto de enhebrar la aguja y elegir el botón en la caja de los botones usados. Esa música es revolucionaria, ataca las normas impuestas, nos hace buscar la felicidad fuera del perfeccionismo, porque ahí, como bien sabemos, hemos pasado mucho tiempo, y solo hemos encontrado soledad y vacío. 

martes, 28 de julio de 2020

Epílogo: "Frailón, El Centella"

  Melena de Bourbón  acaricia el delicado frasco que contiene el perfume color verde manzana de Gardenia Grand Extrait de Chanel. Le ha costado cuatro mil dólares pero este es  "el momento".
-"No todos los días le coronan a una un hijo" piensa mientras se mira al espejo del tocador.
El modisto Valentino ha sido una excelente elección.  Un vestido de reina madre y de dama española, confeccionado en seda salvaje, discreto en las formas y atrevido en el color.
Melena se mira ahora de perfil. Se pasa la mano suavemente por el vientre. Qué fantástica faja, retiene con mano de hierro las curvas indeseadas y sin embargo es tan cómoda como una braguita de algodón. 
  Coge suavemente la campanilla de cristal y la agita con delicadeza. La manicura también es excelente.
   La doncella se presenta haciendo reverencias.
-"La peineta y la mantilla",  ordena mientras se sienta en el silloncito de  angora, color esmeralda.
  No ha sido fácil llegar hasta este instante glorioso.
 Ha habido que soportar a la intrusa, Leticia, la Cerilla, sentada en el trono de los Bourbones. Qué experiencia tan dolorosa.
    No ha sido fácil anularla, nada fácil, pero por suerte su hermana Cristiana de Bourbón y su cuñado Iñaki Irdangorin han colaborado de mil amores.  El odio que sentían hacia la Cerilla les unía como un aro de acero.
   La gota que colmó el vaso del desprecio fue aquella sonrisa perversa que se dibujó en su rostro el día del entierro de su amado padre, el rey Hemerito.  La perversa Cerilla aprovechó el historial de caídas del anciano monarca para provocar su muerte empujando levemente cuando bajaba las escaleras del palacete de Marivent. Fue su hijo adorado, Frailón, quien observó la casi imperceptible zancadilla.
    Luego fue el turno de su madre. A la reina Sorfina, la encontraron  agonizante en un club de striptease masculino. Por fortuna sobrevivió dos días y tuvo tiempo de contar que la Cerilla la convenció para hacer esa repugnante acción como venganza a todas las infidelidades del  Hemerito, las cuales solo eran producto de la mente calenturienta de la Cerilla. No hubo manera de probarlo, pero seguro que la Cerilla hizo uso de  un gancho para que echase todo tipo de venenos a las copas de la dulce e inocente Sorfina, tan justamente canonizada por el Papa Embroglio.
  Durante aquellas largas horas que pasaron en el lecho de la agonia de su madre  planearon el fin de la Cerilla y de las herederas, las princesas Lisa Grady y Luisa  Grady Bourbón Cortiz.

 Para anular a las dos adolescentes princesas, criadas en monacal reclusión, bastaron dos gigolós de poca monta, contratados para enamorarlas y hacerlas desaparecer en una isla del Pacífico en donde gozan todavía del amor y todo tipo de perversiones mientras.. En la isla Lisa y Luisa han descubierto  que les gusta vestir de cuero negro y recorrer las playas buscando la bolita que les lanza el gigoló de turno. Grabadas todas esas imágenes y en poder de las hermanas Bourbón, Melena y Cristiana, las tiernas herederas hijas de su hermano Filipo el Preparao están neutralizadas.
  Lo de Filipo fue más duro; porque aunque alevoso y descastado, era sangre de su sangre y no es fácil exterminar, en el sentido más literal de la palabra, a un hermano. Pero la patria y el deber estaban por encima de los sentimientos. Aprovechando que la Cerilla estaba en brazos de su último amante, mister Senegal, invitaron a la Zarzuela a una mercenaria rusa, de la misma estatura y peso que la Cerilla, provista de una máscara de silicona que copiaba el rostro de la reina.La mercenaria se metió en la cama con Filipo y mientras el rey alcanzaba el climax del placer lo ahorcó con una corbata de seda amarilla. Luego salió a respirar al balcón del dormitorio con un sexy y transparente deshabille blanco y se encargó de que los guardias del palacio la vieran y la reconocieran.  Al día siguiente regresó la Cerilla, en secreto, por la puerta de atrás y cuando encontró a su marido con la corbata tan apretada comprendió que había sido asesinado y que tenía que inventar una buena excusa. Poco pudo inventar porque apenas  unas horas después fue detenida. El testimonio de los que la vieron ligera de ropa en el balcón la noche de autos fue primordial para su encarcelamiento por regicidio.

   Expeditos todos los obstáculos, con la Constitución en la mano, sería Melena la nueva reina,  pero ella ya había sido llamada a una nueva vocación. El cante jondo. Todo empezó en la pandemia en la que se atrevió a grabar un sencillo vídeo y su éxito fue tal que decidió tomar clases de canto y ahora no podría vivir sin hacer vibrar sus cuerdas vocales. Cuando comunicó a Frailón que sería rey,  el joven se quedó petrificado durante tres días en medio del salón de actos de la Zarzuela. Los médicos aconsejaron que lo tumbaran suavemente en un diván y le diesen friegas con alcohol de romero.
 Cuando finalmente volvió en sí, dijo que lo había visitado Fernando VII y le había aconsejado que utilizase mallas para la coronación, porque los Bourbones imponen con las excelencias de sus órganos viriles. Esto no se lo dijo a la madre por respeto y porque solo su madre y él sabían que él era Bourbón solo al ochenta por cien, porque Dios que tantos y tan ilustres atributos le había otorgado, olvidó el de la monumentalidad interinguinal. Toda mujer que había visto su deficiencia había sido amenazada de muerte o asesinada directamente si se le había puesto bravucona.

 - Se ríe su Alteza y la felicidad ilumina su rostro- dice la doncella mientras pone el último alfiler con cabeza de diamante a la negra mantilla de encaje de chantilly.
 - Los recuerdos son placenteros y el momento sublime, querida Eduardita, mi fiel doncella.
- Ya suenan las campanas de la Almudena, su Alteza.
- La emoción me embarga, Eduardita
- Adelante, esta noche dormirá como reina madre
- Y tú como secretaria de la reina madre
- Me asciende su Alteza
- Ascendida estás Eduardita Borrego Guano .

Melena de Bourbón baja majestuosamente la escalera de caracol que separa la planta primera, la de los dormitorios reales,  del Gran Salón. Ahí  ya se encuentra el apuesto Frailón que reinará como Filipo Séptimo.
 Junto a su hijo se encuentra  Bingoria Frigorika, vestida de amarillo pastel, un modelo juvenil pero clásico, confeccionado en delicada gasa,  tocada con diadema de diamantes y  ópalos. Junto a Bingoria están Cristiana e Iñaki y sus dieciocho hijos, la mayoría de estos vástagos nacidos después del  indulto general tras la muerte de Filipo el Preparao.
  Cristiana ha elegido Armani y su  icónico modelo en gris marengo combinado con guantes gris humo y tiara de perlas cultivadas. Iñaki y la prole van elegantísimos pero Melena no lleva gafas y le cuesta identificarlos para describir sus acertadas elecciones para el Gran Día.
Se encuentra también la querida prima Maria Delantal,  rubia beige, dice ella que natural, discretamente elegante, y las primas griegas, absolutamente divinas aunque un poco empercudidas por el sol de Lanzarote.
   Las doncellas, los mayordomos, los criados y sirvientas lucen sus uniformes de gala y afuera esperan las carrozas reales, los cocheros con charreteras y los caballos aparejados con cintas de oro y con  penachos de seda roja y gualda sobre sus nobles testuces.
   
   Baja suavemente, la reina madre, se siente observada y quiere prolongar un momento que recordará toda su existencia. La punta del zapato de seda negra con rosas bordadas en hilo rojo asoma entre la suavidad del tejido de Valentino. El perfume la envuelve. Se siente  una diosa que desciende del Olimpo.
  Pero al acercarse a su hijo su rostro se ensombrece momentáneamente.
  Frailón, el inminente Filipo Séptimo lleva chaquetilla corta de terciopelo negro  con rosetones de plata en la pechera y forro del mismo tejido, pero en rojo,  que se deja ver en la vuelta de la solapa y los puños acicalados con delicada pasamanería en oro.  La camisa blanca lleva el cuello subido para dar espacio a un pañuelo negro a modo de corbata corta. El fajín encarnado va graciosamente anudado en la cadera derecha, los leotardos color beige se ciñen perfectamente a la pierna y resaltan el material lustroso de las botas negras hasta la rodilla. Pero  a la altura de las partes nobles Melena descubre un abultamiento exagerado. Nadie la ha informado sobre esta prótesis y aunque entiende que el  tipo de pantalón fernandino es muy delator y es necesario el uso de taleguilla como en el caso de los toreros, para proteger las partes viriles,  teme que su hijo pueda ser objeto de chanzas o burlas del populacho o de periodistas buitre.
  Se le acerca discretamente y le ordena mientras lo besa:
- Frailoncito, ve con disimulo a tus aposentos y cámbiate ese aparato ortopédico. 
  Frailón está en su torre de gloria y poder.  Le devuelve el beso y le recuerda, con una sonrisa feliforme  que no es recomendable ser impertinente con un rey, aunque se sea la madre. Luego le ruega que camine elegantemente a su lado hasta la entrada donde esperan periodistas y cámaras del mundo entero y que procure no llorar ni hacer gestos ridículos y mucho menos se le ocurra cantar   una coplilla de las suyas.
   Melena, algo acongojada pero obediente, posa su brazo sobre el brazo regio y camina junto al orgulloso Frailón cuyas mallas se joroban de un modo poco discreto a la altura de la ingle.
  Una ráfaga de destellos les espera al pisar la entrada del palacio, luego se oyen murmullos de admiración y pequeños gritos de sorpresa. 
"Digno descendiente de Fernando el Felón" dice Pedro Jota Rominez. "Madre mía qué frondosidad" grita Jorge Javier mientras Belén Esteban, enviada por Telecinco, no se contiene y grita "Viva la madre que parió ese cipotazo".  Ana Rosa asegura que los Bourbones llevan en sus genes un órgano ciclópeo y Sanchez Dragó aplaude "Viva España grita  Vivan los atributos reales"

   Las carrozas finalmente avanzan por  las calles de Madrid escoltadas por guardias a caballo, militares motorizados y  los miembros de todas las casas reales europeas y árabes en lujosos cadillacs.  A ambos lados del recorrido el pueblo vitorea, aclama y aplaude al cortejo. Desde alguna radio un periodista indiscreto ha aludido a las excelencias de la virilidad frailoniana y el populacho grita: Viva el tarugo real, viva el nabo regio, viva el pepino bourbonico.
  Frailón los oye y el pecho de le hincha como a un palomo en celo.  Los saluda lleno de orgullo y satisfacción.
- Ay si el Felón levantara la cabeza y viese a su reencarnación a punto de ser entronado- piensa complacido.
  Melena sigue preocupada, incluso el olor de la Gardenia Grand Extrait empieza a provocarle  nauseas y unas delicadas gotas de sudor perlan su frente. Esa ortopédica monstruosidad en la entrepierna de su hijo  no le deja disfrutar el momento. Presiente algo horrible, un cataclismo.

   Se saca del bolso de mano de oro blanco su frasquito de sales y respira levemente. Para no darle más vueltas al postizo tararea para sus adentros "resistiré para seguir viviendo, soportaré los golpes y jamás me rendiré, y aunque los sueños se me rompan en pedazos, resistiré, resistirééé..."
 
   Cuando la carroza real se detiene ante la catedral Melena ve la mancha roja del megaobispo Coñizares elevado a presidente de la Conferencia Episcopal. Le molesta ese rojo tornasolado que compite a las claras con su vestido de reina madre hispánica.  Pero no hay mal que por bien no venga y   por suerte su rojo Valentino lucirá más elegante y auténtico al pasar junto al rojo mustio de Coñizares. Pero su optimismo dura poco. Justo en el primer peldaño de ascenso la cola del traje del megaobispo que hasta ahí se extiende tiene bordado en hilo de plata el nombre del gran modisto rey del escarlata.
 
   -Como reina madre, deberé aguantar carros y carretas, -  piensa mientras asciende tras su hijo-  y este día debe ser un primer bocado de lo que será mi futuro. Deliciosos bombones y agrios limones. Se sorprende de la belleza de su pensamiento. Deliciosos bombones y agrios limones. 
  Entonces sonríe y recupera la entereza. El avance por el pasillo de la catedral  con los cantos gregorianos y las familias reales esperando con sus mejores galas es casi  como si caminase al encuentro de Dios y su inmaculada madre.
   Aguanta las lágrimas cuando ve la corona sobre la cabeza de su querido Frailón y cuando Coñizares grita: Viva el rey, viva Filipo Septimo y la música retumba mientras un coro de voces angelicales canta Gloria gloria, ya no puede más y tiene que hacer uso de un pequeño pañuelo de encaje que guarda estratégicamente en la manga izquierda del vestido.

    Tras el solemne acto las multitudes esperan a su rey, Filipo Septimo se presenta solo y divino en la puerta de la Catedral. Muchos casi se desmayan porque parece que fuese el mismo Fernando el Deseado.
    Las prominencias regias son objeto de todo tipo de comentarios, algunos incluso envidiosos. El nuevo rey saluda y echa un poco adelante el coxis para que la gente aprecie su sublime miembro.
    Es el último gesto que hace en vida.
En ese momento cae fulminado.
Todos piensan que es la emoción, pero viendo que no reacciona acude un equipo médico, siempre sabiamente oculto entre la Guardia Mora, en las apariciones públicas de los monarcas.
El doctor Bisturino pide que se le afloje la camisa y la chaquetilla, que se le quiten las botas y se le baje el pantalón porque el flamente rey ha sufrido una embolia.
 Por mucho que Melena trata de alejar las cámaras, temerosa de que tomen fotografías del falo artificial;  durante el alboroto el equipo de Ana Rosa logra filmar el desastre:
 El rey lleva un pene de silicona color carne, hiperrealista, sujeto a la ingle con una correa de cuero de un centímetro de anchura. A pesar de que el ortopedista que creó el aparato ex-profeso,  aconsejó que no lo llevase muy apretado durante más de una hora, Frailón no le obedeció pensando que ser rey le haría inmune e inmortal. Para que la falsa verga  no se desprendiera apretó demasiado la cinta, lo cual le provocó  una obstrucción de la arteria femoral. Triste fin para quien pudo ser un gran soberano.

  Es el mismo Coñizares el que coge un microfono y grita:
-Pueblo de España el Rey ha muerto de tanto amor por su pueblo. El corazón se le ha roto de tanto amor.

  Cristiana de Bourbón mira de reojo a la rata de su hermana Melena y llama a Pedrojota para contarle que la idea del bálano de silicona fue cosa de Melena y que le gustaría que Filipo Septimo fuese recordado como Frailón, El Centella.
   - O El Guanabí- interrumpe Eduarda, la doncella de Melena que se ha pasado al bando de Cristiana, con su gracia turolense


lunes, 27 de julio de 2020

Juan Carlos I: Marta, Bárbara y Sol. Octava parte.




 Después del oscuro asunto de Sandra Mozarowsky siguen desfilando misses y actrices por los nidos de amor costeados con los fondos reservados de Defensa o de cualquier otro ministerio que se preste. Con los presupuestos del Estado se pagan pisos para amantes y hoteles de lujo para sus noches de amor.
Estamos ahora en Mallorca en 1992.
Después de 30 años de matrimonio y una lista de amantes a la que nadie se aventura a poner cifras, el rey pierde la cabeza una mujer morena, una rara avis en su colección de rubias. Se llama Marta Gayá, es una decoradora de prestigio, divorciada de un importante empresario productor de galletas del que tiene un hijo.
Marta es siete años menor que el rey y reside en la isla de Mallorca todo el año, en un lujoso chalet en La Mola, península para ricos y famosos.
Se han conocido en 1990 y pasan juntos muchos fines de semana y otros periodos no vacacionales en los que el monarca comienza a descuidar las obligaciones familiares e incluso las oficiales.
Sus encuentros son protegidos al principio con gran cautela, pero el rey está tan engolfado que es descuidado y el secreto es breve. Sofía se entera muy pronto. El viernes 29 de junio de 1990 el rey ofrece una cena en el Beach Club de Mallorca en honor de Karim Aga Khan y de Alberto de Mónaco, con ocasión de las regatas de la Copa del Rey. Asisten al convite casi doscientos comensales. Están todos sentados cuando entran el rey y la reina. Todos se levantan y sigue la cena, con una mesa vacía. Casi a los postres, se presentan rompiendo el protocolo, José Luis de Vilallonga, Marta Gayá y el príncipe Tchokotua con su mujer, Marieta Salas. En lugar de enfadarse, para humillación de la reina, el rey se levanta de su asiento y va a saludarlos efusivamente. Los presentes comentan que es una especie de prueba de amor de Juan Carlos, quizá para hacer más o menos pública su relación con Marta Gayá. Porque, de otro modo, la falta de delicadeza que ha mostrado con la reina no puede explicarse.
Por cierto que esta es la etapa en la que el rey decide que Vilallonga, gran amigo de Marta, sea su biógrafo autorizado, aunque el escritor Baltasar Porcel ya lleva decenas de horas de conversación grabadas con el mismo propósito. El monarca interrumpe las conversaciones en La Zarzuela con Porcel inesperadamente y le pide las cintas sin muchas explicaciones.

Pero la aventura con Marta Gayá, como todas, empieza con mucha pasión y acaba convirtiéndose en un problema. Primero porque esta comienza a durar demasiado y segundo porque las escapadas del rey empezaron a tener consecuencias políticas.

El 18 de junio de 1992 un periodista de El País le a Felipe González si ha consultado con el rey el nombre del ministro que sustituirá en Exteriores a Francisco Fernández Ordóñez, y el presidente le contesta: "No he podido hacerlo, porque el rey no está".
Pero no hay ningún viaje en agenda. El País publica entonces que el monarca está en Suiza para someterse a un chequeo médico rutinario, pero Fernández Campo desmiente la noticia al día siguiente en la radio, y dijo literalmente sobre el viaje: "Bueno, lo que yo creo y lo que se me ha dicho es que está descansando, un pequeño descanso, descanso de montaña que le viene muy bien".

Sabino llama al rey para decirle que vuelva a España cuanto antes, y Juan Carlos regresa el día 20 de junio por la mañana. Despacha con Felipe González antes del mediodía y come en privado con el presidente de Sudáfrica, Frederik de Klerk, que está en Madrid de visita oficial. Pero decide no acudir a la celebración en familia del que será el último cumpleaños de Don Juan, que cumple 79 años. Por la tarde ya está de nuevo en Suiza, en una localidad cercana a Saint-Moritz. La reina va sola a la cena en la residencia del conde de Barcelona en Puerta de Hierro, y al día siguiente preside en sustitución del monarca la apertura de la Cumbre Iberoamericana.
En total, el rey está en Suiza del 15 al 23 de junio, víspera de su santo, que tampoco cuenta con la tradicional celebración en el Campo del Moro. Ni siquiera va a la tradicional corrida de la Asociación de la Prensa. Y, para colmo, el príncipe Felipe tampoco aparece por ningún lado. Según la explicación oficial está entrenando con el equipo olímpico de vela, aunque otros relacionan su ausencia con el fuerte disgusto que le ha provocado la ruptura con Isabel Sartorius.

Y la polémica no cesa. Por el contrario, El Mundo destaca unos días después que, como consecuencia de la escapada, se ha incurrido en un presunto delito de falsificación de documento público. En efecto, según el BOE el rey ha firmado una ley en Madrid (la sanción real de la ley de creación de la Universidad de La Rioja), un día que está en Suiza.

Cuando ya todo parece haberse calmado, en agosto la revista francesa Point de Vue saca la historia del rey con Marta Gayá. A raíz de lo publicado por el diario español, Point de Vue ha llamado a la clínica en la que el rey ha estado supuestamente descansando en Suiza. Como respuesta cuelgan el teléfono. Husmeando aquí y allá sale a relucir el nombre de Marta Gayá como explicación del misterio; y también hacen referencia al affaire del príncipe con la Sartorius.
El Mundo ya ha eliminado la nota de la primera página en su segunda edición y algunos párrafos de la información del interior, suavizando y matizando sus comentarios. De repente y por sorpresa, el 19 de agosto, Diario 16 difunde en portada que el culpable de las filtraciones ha sido Mario Conde. El rey llama personalmente a Conde, y Conde dijo que no tiene nada que ver. LLama también a su amigo Giovanni Agnelli, presidente de Fiat y máximo accionista del grupo Rizzoli, propietario de la revista Oggi y del 45 por 100 del accionariado de El Mundo. Agnelli llama al presidente de Rizzoli y éste a Unidad Editorial, matriz empresarial del diario El Mundo, pidiendo la cabeza de Pedro J.

El director del diario madrileño salva el pellejo de milagro, en un almuerzo de conciliación entre Conde y el rey. Para ser perdonado por la Casa Real, Pedro J. Ramírez, a instancias de Mario Conde, se ve obligado a asegurar que ha sido en realidad Sabino Fernández Campo el que ha filtrado la información, lo que luego servirá a Conde para insistir en su recomendación al rey de que lo cesara de su cargo.

Conde evita también que los socios italianos vendan su paquete de acciones y abandonen El Mundo. Y todo queda solucionado, aunque nada claro, porque todavía después, el 24 de septiembre, la revista italiana Oggi vuelve a publicar un completo reportaje contando otra vez toda la historia de Marta Gayá: "El rey de las olimpiadas es sorprendido en fuera de juego". Cita a Point de Vue y adereza el texto con numerosos comentarios críticos, sobre un monarca que está siendo poco reflexivo, menos diligente en sus obligaciones, tan enamorado que parece un niño, etc. Está claro que la prensa extranjera no se rige por las mismas normas.

Aquí, los artículos sobre el rey de El Mundo no aparecen en el suplemento-resumen sobre los temas principales publicados por el periódico en sus cinco primeros años de vida y, desde luego, no se repite la aventura de publicar insensateces sobre el monarca durante mucho tiempo. Tribuna, por su parte, sustituye al director, Julián Lago, por Fernando García Romanillos, que entiende que los temas de la Casa Real les hace perder publicidad. Y Sabino Fernández Campo sale por la puerta falsa de La Zarzuela muy poco después.

La relación del rey con Marta Gayá continua todavía varios años. En los círculos próximos se les considera una pareja prácticamente estable, una especie de segundo matrimonio, desde 1990. Se la lleva a cenar con los íntimos y hasta pasa vacaciones juntos invitados por conocidos personajes de la banca y la empresa española. Eso sí, con infidelidades por parte de Juan Carlos, que se va con unas y con otras a la menor oportunidad. Hasta que aparece Corinna y le exige exclusividad, algo que tampoco consigue, pero que le lleva a romper al menos formalmente con Marta. En la actualidad siguen manteniendo contacto, y el antiguo rey se ocupa de que esté bien atendida, y hasta de que algún matrimonio amigo la acompañe a cenar cuando viene a Madrid, donde tiene casa.
La prueba de que la historia de amor no ha sido totalmente liquidada, solo interrumpida cuando el rey conoció a Corinna, es que Juan Carlos I dio 2 millones a Marta desde un banco suizo, el mismo que pagó a la austriaca. La mallorquina ha recibido esta cantidad en dos entregas entre los años 2011 y 2012.

Bárbara Rey, reaparece como Olghina de un pasado esta vez no tan lejano. Protagoniza en 1997 un episodio escabroso en la trama de los orgasmos reales. La historia se ha publicado ya en libros y revistas. Aquí resumimos un poco. Se habla de Barbara rey y un alta personalidad del Estado. Este rodeo par no mencionar al rey habla de la libertad de prensa en España y la hipocresía de un poder que establece normas ridículas de censura encubierta que no engañan a nadie.

La historia de Bárbara Rey con el monarca comienza en los primeros tiempos de la transición Se hacen " amigos" por mediación de Adolfo Suárez, cuando la presentadora hacía campaña con UCD. La relación continúa de forma intermitente a lo largo de los años, hasta que un buen día, en el mes de junio del 94, el rey, con frases amables, le hace saber que la historia ha terminado. Pero Bárbara no va a pasar página tan fácilmente. Para ello cuenta con todo un arsenal de grabaciones, filmaciones y fotografías, obtenidas en distintos encuentros.

Parece ser que el rey no se cortó ni un pelo para criticar o ridiculizar a su señora reina, ni para contar asuntos que debieran ser secretos de Estado incluído el montaje del 23F. La actriz tiene la grabación de una llamada telefónica el día 22 de febrero de 1981 en la que el rey le recomienda que no salga el día siguiente, que puede haber jaleo.
En 1993, asesorada por un proveedor de materiales de espionaje, en su chalé de Boadilla del Monte (Madrid) monta un equipo de vigilancia, con cámaras, entre otros puntos estratégicos, en las cortinas del dormitorio. El material obtenido lo reparte en diferentes sitios de España y el extranjero y las custodia bien. Como excusa una amiga le dice que no tenga mala conciencia, que todas las que han pasado por la calle Sextante, el picadero real, han sido grabadas.

No se sabe bien por qué la relación de la vedette y el monarca acaba tan mal. Igual tiene algo tuviera que ver un turbio negocio, en el que Manuel Prado entrega unos pagarés a Bárbara para compensarla de las incomodidades por el final de la relación. A Bárbara le parece poco, se siente humillada y comienza el chantaje.
Habla del material que posee, que no es solo pornográfico. Solicita unos 70 millones de euros de los de ahora. Debido a lo delicado del material de que se trata, sobre todo en lo político, Zarzuela, que ya ha puesto al corriente al CESID, le encarga el asunto a Manuel Prado y Colón de Carvajal. Ante la negativa de Prado a negociar con los chantajistas, la vedette intenta ponerse en contacto directamente con el rey, pero no lo consigue.
Todo parece entrar en vías de solución gracias a un programa en TVE que arregla el entonces director del Ente, Jordi García Candau, y que devuelve fugazmente a Bárbara Rey al estrellato de la pequeña pantalla. Aparte, se le entregaba un sobre cerrado con el estipendio mensual (unas fuentes dicen que de unos seis mil euros, otras que mucho más) La preocupación principal de Prado seguía siendo recuperar el material comprometedor.
Esta calma termina cuando no le renuevan el contrato en televisión. El programa desaparece de parrilla por falta de audiencia y Bárbara, muy cabreada, comienza de nuevo a presionar exigiendo un aumento de la asignación (hasta los doce mil euros al mes). Algunos, sin embargo, aseguran que lo que de verdad quiere es volver a estar en la tele, no se dan cuenta de lo fácil que hubiese sido tenerla contenta cuidando un poco su ego, pero la actriz ya no está tan espléndida y no lo consigue . Comienza la fase dura del chantaje.
La actriz presenta dos denuncias en comisaría por robo de cintas de cassette y video y diapositivas con contenido que comprometen a una alta personalidad.
Bárbara tenía una buena amiga, la condesa Ruiz del Castillo quien alcanzó cierta fama cuando en 1992 su marido, Juan Goyeneche, recibió un paquete bomba que le causó graves heridas, al parecer remitido por un cobrador del frac sin identificar, no se sabe si dirigido a él o a su mujer, cliente más que habitual del casino de Madrid con escaso éxito.
De acuerdo con la denuncia presentada en comisaría, Cristina Ordovás, su amiga condesa, ha reactivado su vieja amistad con Bárbara para arrebatarle las llaves de su casa y entretenerla pocos días después en el Casino de Torrelodones hasta muy altas horas de la madrugada, mientras otras personas roban algunos documentos en su domicilio. Pero, al parecer, los ladrones no obtienen lo que buscan.
En la segunda denuncia asegura que su hijo se ha encontrado con extraños en su domicilio y que le han sustraído material fotográfico.
Una nueva denuncia habla de amenazas de muerte contra ella y sus hijos, por parte de Manuel Prado y Colón de Carvajal. La prensa sólo se atreve a contarlo con medias, la Casa Real interviene directamente cuando la propia Bárbara pretende ir a explicarlo todo en directo al programa Tómbola Su presencia es vetada en el último momento

Las negociaciones continuan, intentando llegar a un nuevo acuerdo económico, esta vez de la mano de Fernando Almansa, jefe de la Casa Real en el momento. En lugar de la asignación mensual que la vedette ha pactado con Manuel Prado, se ofrece comprar el material por una única suma, una cuantiosa cantidad, más que suficiente para que Bárbara no vuelva a tener problemas económicos en su vida y pueda dejar que su affaire con el rey descanse en el olvido.
Bárbara Rey accede a un trato generoso con historias rocambolescas en medio, pero parece que todas las grabaciones han sido controladas Bárbara vive tan ricamente de los impuestos de los españoles y el rey, que tantas veces ha cometido el delito de malversación de fondos públicos para pagar chantajistas por sus aventuras sexuales, puede seguir todavía veinte años vendiendo la imagen del buen marido, padre y rey.

Será Corinna la que cuente la historia del rey con Sol Bacharach, una ex-profesora de Derecho Mercantil en la Universidad de Valencia durante 15 años, casada por primera vez con el ex secretario de Estado para las CCAA y una segunda con un miembro del Consejo de Estado que fue asesinado por ETA. Corinna da detalles del romance, que dura tres años. Durante estos años el rey la invita a la Zarzuela poniendo como excusa la Asociación Internacional United World College . que ha creado Sol. Esta relación ha sido mucho más discreta, porque hasta que Corinna no ha comenzado a contar lo que sabe o lo que le interesa contar, no se sabía de su existencia.

El romance con Corinna levanta una alfombra en la que el Borbón socarrón y bonachón ha ido metiendo su basura personal la cual ha costado mucho dinero a los españoles.
Este merece capítulo aparte.

Juan Carlos I: Bastardos reales. Séptima parte



   Por el tiempo de los devaneos con Gabriela y con Olghina. El periódico alemán Bild publica en 2012 la historia entre Juan Carlos y María Bach. 

   A mediados de los años cincuenta, a la edad de 17 años,  el rey hizo un viaje desde la Academia de Zaragoza a Barcelona donde conoció a María Bach, hija de una familia de conocidos banqueros de Girona, productores de cava.
El periódico dice que de aquellos amores nació un hijo en 1956. Franco está vivo y bien vivo, ella es de buena familia pero sin sangre azul lo que hace el matrimonio imposible. Tras el parto en la Maternidad de Barcelona, el niño es llevado a Ibiza, donde está sus primeros años, no se sabe a cargo de quién. Albert, que así se llama el niño, no tiene recuerdos tan antiguos, pero ha podido reconstruir su historia para saber que estuvo allí hasta 1961. Luego lo llevan de vuelta a Barcelona, para ser adoptado, en 1964, por la familia Solà Jiménez, de Sant Climent de Peralta.

    Ya adulto, Albert está unos años viviendo en México y, a su regreso (hace ya casi 20 años), empieza a investigar sus orígenes. Contrata a un equipo de detectives que, a finales de los noventa, concluye que su presunta madre biológica es María Bach. Tras presentar una demanda para poder conseguir su documentación de nacimiento, en 2001 un juez de los tribunales de Barcelona le ofrece cerca de un centenar de páginas. En el laberinto burocrático que supone para cualquier niño adoptado tratar de acceder a la verdad sobre sus padres biológicos, Albert se percata de que en su partida de nacimiento había varias irregularidades. Empezando porque, en lugar de una, hay dos partidas de bautismo diferentes, de dos libros distintos, cosa que en España es imposible. Cuando nace cuenta como Albert Bach Ramon; pero al ser acogido por la familia de Sant Climent, sus apellidos cambian por Solà Jiménez. Los apellidos  de la madre biológica han sido borrados.  Descubre que en la partida de nacimiento aparece una referencia: "chupete verde". Algunos historiadores consultados por Albert Solà le explicaron que se trata de una mención que sólo consta en las partidas de los que son hijos de la realeza.

   Albert sabe que hay misterios en su vida. Su familia es humilde pero no le falta ningún capricho por caro que sea. Juan Carlos no se había guardado el secreto, la idea de tener un hijo siendo príncipe y bajo y de una chica de familia bien le asusta y más la reacción de Franco.
   Descubrir que Franco está en el ajo de su existencia habiendo intervenido personalmente en su protección y para mantener la clandestinidad de su verdadero origen. También la Casa Real está bien informada del asunto. Para evitar que Albert siguiera con el asunto se le da vía libre al juez número 14 de lo familiar de Barcelona para que le notifique extraoficialmente que es segura la paternidad del rey y se  le facilita un número de fax a través del cual se puede comunicar con el Palacio de La Zarzuela, y de manera directa con su padre en persona. Albert Solà ha utilizado este fax numerosas veces, para enviar cartas dirigidas a Juan Carlos  pero nunca han sido constestadas.
La madre biológica es casi más inaccesible que el rey. Su familia es tan poderosa que su blindaje es tremendamente sólido y no ha podido llegar a ella. Aún así no he buscado fotos de ella porque pienso que es una historia bastante triste y no hay nada que indagar en cuanto a la madre. Son tantas las hijas de buena familia que han dado hijos en adopción y las pobres a las que les han robado sus hijos. Este artículo no pretende atacar a las mujeres que en muchas ocasiones pagaron demasiado por la ilusión o la ambición de ser amadas por un rey.


Después de María llega Liliane Sartiau quien conoció a Juan Carlos poco después del nacimiento de Albert, en la etapa en que el Emérito iba de cama en cama sin tomar precauciones. Se sabe muy poco de su relación, y con datos incompletos. 

 Cuenta Liliane que en 1956,  ella trabajaba  para la aristocrática familia de Merode como institutriz. Todo quedó en un amor platónico  por parte de la niñera sin que el rey le prestase atención. El reencuentro fue en 1966  poco después del nacimiento de la infanta Cristina y antes del de Felipe. Liliane  viajó a la Costa del Sol en unas vacaciones y casualmente o no, lo encontró en una discoteca de renombre. Juan Carlos tenía entonces 31 años. Pasaron tres noches de pasión  en un hotel de lujo en Marbella. Fruto de aquellos encuentros nació Ingrid. La supuesta hija se hizo las pruebas de ADN con su medio hermano Albert y las pruebas confirman que son hermanos. Trás el rechazo del Tribunal Supremo sobre demanda de paternidad la belga piensa llevar su caso a Estrasburgo. 
Parece que la cosa no se va a quedar ahí. A Paola, Albert e Ingrid se une María Alexandra, una mujer catalana convencida de que al final todos los hijos ilegítimos del rey conseguirán sus derechos.  

  Quizá pudo nacer un nuevo bastardo en la Casa Real pero la muerte prematura de la madre lo impidió. Si el hijo era del rey o no, nunca se podrá saber, porque ni Sandra Mozarowsky ni el hijjo que esperaba pudieron llegar muy lejos. La historia de amor acabó con el accidente de Sandra al caer por el balcón de su casa. La joven actriz de 18 años, hija de un diplomático ruso, triunfó en los años 70 en el sórdido mundo del cine español más rancio, en los años del destape. Simultaneaba su carrera de actriz con su trabajo en un «club» de alterne cuyo socio era el también actor Paco Martínez Soria, ( sí, ese prototipo de español gracioso y paleto) situado en la madrileña calle de Oriente. El local se convirtió en semillero de actrices dispuestas al desnudo, prohibido durante cuatro décadas. Conocida como la Ornella Muti española, Sandra era muy guapa y debió de llamar la atención de Juan Carlos, que tenía 20 años más que ella, tres hijos oficiales y supuestamente cinco bastardos. 
 
Sandra no fue la única: Sara Montiel, Raffaella Carrà, Nadiuska y Bárbara Rey y algunas misses  también fueron llamadas a su presencia regia. El rey se sentaba a ver la tele, le entraba el mal borbónico entre las piernas y en seguida su mamporrero oficial llevaba la elegida al picadero real. 

 Te sientas a ver la tele, te entra el mal borbónico y  le dices a tu mamporrero oficial que te traiga al picadero. 

   En el caso de Sandra, enseguida conocieron el asunto numerosos periodistas, actores, actrices y escritores, sobre todo los más próximos a ella, como el actor Pepe Sancho. Desde luego que esas cosas no salían en la prensa del corazón, siempre comedida y servicial; pero el «romance», o lo que fuera, era vox populi. Y, tras el trágico final, se contó en varios libros semiclandestinos, publicados con pseudónimo y de escasa difusión. Era conocido tanto entre las élites como en las cañerías de la política (entre personajes como Julián Sancristóbal, Narcís Serra y Mario Conde). Pero para el gran público fue uno de los secretos más oscuros durante décadas.

   El caso es que Sandra se quedó embarazada. Lo comentó con su gente, y además hizo unas crípticas declaraciones contra el aborto que no venían muy a cuento, anunciando que se iba a vivir a Londres. 
Al mismo tiempo, mantenía un misterioso contacto con una revista italiana que nunca llegó a publicar nada.

   Murió, sorpresivamente, al caer desde el balcón de su casa, en la calle Barquillo (Madrid). Ya que no había nada allí que pudiese motivar un accidente, durante un tiempo se habló de suicidio, aunque incluso su hermano, León Mozarowsky, dudaba de ello. No tenía sentido. Pero nunca se investigó a fondo. Fuera como fuera, nada hay que impidiera a Juan Carlos, con la legislación que le protegía mientras fue rey, cobrar comisiones ilegales o eliminar a una amante molesta arrojándola por la borda de su barco o desde el balcón de su casa. Porque ninguna denuncia habría prosperado, ni siquiera se hubiera abierto ninguna investigación. La familia de Sandra asumió un resignado silencio sobre todo el asunto. 

  
   Luego se sentaba ante las cámaras y nos hablaba de honradez, sacrificio, esfuerzo, la familia y el amor. 


domingo, 26 de julio de 2020

Juan Carlos I: Rey de corazones. Gabriela, Olghina y Sofía. Sexta parte

 Después del golpe el relato del rey héroe y salvador se convierte en Verdad Absoluta y pasa de los periódicos a los libros de texto y de ahí a la memoria colectiva. Pocos meses después del golpe llega Felipe González al gobierno y comienza el verdadero y glorioso reinado. Felipe González  y su troupe socialista le dicen al rey que se divierta y gaste a manos llenas que ellos se encargan de todo. El rey al fin puede dedicarse a vivir a cuerpo de rey, lejos ya de los años inciertos.

  Que el rey tenga aventuras a una le interesa bien poco, la verdad sea dicha, no es este un tratado de la moral del buen casado. Pero el historial galante del rey va estrechamente ligado al maltrato, el desprecio por la mujer y  a su amor por el lujo, dinero ilícito, pagos millonarios para comprar cartas o callar bocas y regalos e  ingresos de dudosa procedencia.
     No hablamos de este asunto como un capítulo jugoso de prensa rosa, sino con el propósito de delatar la hipocresía del rey, cuya imagen impoluta nos ha sido vendida bajo la etiqueta del "juancarlismo" . Las imágenes con la esposa sonriente y la prole con olor a añejo ( "parece que no tienen por donde mear" decía la madre de una amiga, hija de exiliados republicanos, ahorrando con su sabiduría popular largas descripciones menos exactas)  eran todo mentira.
 No convivían y el campechano maltrataba a la esposa, la decoraba con hermosas cornamentas y llenaba de bastardos la geografía del planeta.

  Cierto que no hay un rey sin su bastardo, el rey lo tenía muy asumido cuando llegó al poder, su tío Leandro era el hijo ilegítimo de su abuelo Alfonso y también el  pueblo ha aceptado,  como un chiste más,  la promiscuidad de los Borbones y  la facilidad con que dejan hijos no reconocidos, unos bien pagados otros simplemente olvidados.

El personal de Seguridad de la Casa Real ha tenido que correr lo suyo detrás de Juan Carlos, al que en algunas ocasiones se le iban las piernas detrás de Raffaella Carrà, Nadiuska, Carmen Díez de Rivera, Sandra Mozarowsky, Paloma San Basilio, Karina, Mari Paz Pondal y otras tantas.

En los primeros años utilizaba un piso que entonces tenía en Las Matas como nidito de amor. En 1981, tras el golpe de Estado del 23F, la imagen del rey debía ser muy cuidada, se debía vender el producto de  un hombre familiar, buen esposo y padre ejemplar y eso iba muy mal con un picadero. El CESID alquiló media docena de pisos en uno de los edificios aledaños a la Plaza de Colón, en el número 16 de la calle Marqués de la Ensenada. Los inmuebles se utilizaban en principio para celebrar encuentros secretos con algunos generales golpistas, pero, pasado el tiempo, dos de los pisos los adquirió en propiedad Sabino Fernández Campo, donde vivió hasta su muerte, y el resto se utilizaron como picadero real al contar con ascensores distintos y con la protección estática de los policías adscritos a la Audiencia Nacional y al Tribunal Supremo.
 Pero  el lugar era demasiado céntrico y el CESID recomendó que los picaderos se desmontaran y se buscase una zona más discreta.
   El lugar, según le contó el coronel Alberto Perote a Mario Conde, fue un piso en la calle Sextante de Madrid, situada en el barrio de Aravaca. En cuanto El Mundo publicó la información del piso de la calle Sextante, equipado con cámaras de televisión y sistemas de grabación ocultos para poder celebrar en el mismo entrevistas secretas con personalidades extranjeras, el Gobierno mandó desmantelar las instalaciones de manera que no quede rastro de lo que allí se cocinaba.
  Las aventuras de Juan Carlos solían durar poco tiempo, o bien se mantenían durante años pero de forma intermitente, intercalándose unas con otras.
Fueron frecuentes desde los primeros años de su matrimonio, pero el ímpetu sexual del monarca no disminuyó e incluso se acentuó con  la edad.
 En 1995 la revista italiana Novella 2000 publicaba las fotos del rey desnudo sobre la cubierta del Yate Fortuna. La infanta Elena acababa de casarse y el rey se relajaba de tanto trajín. La revista se las cedió a Interviú por una buena suma pero la revista se la guardó en un cajón. Aún así el tema trascendió y la Casa Real, siempre cuidando la moral real, explicó que el rey tomaba el sol desnudo por prescipción médica para tomar el sol en sus cicatrices.
  Las fotos generaron ríos de tinta y toda la vulgaridad cañí salió a flote.
Antonio Burgos, por ejemplo, se dejó llevar diciendo: «Con estas fotos hemos podido comprobar, así, fehacientemente, que Don Juan Carlos tiene la entrepierna tan bien amueblada como demostró el 23F».  Francisco Umbral exclamaba en su columna: «¡Albricias con el desnudo real! El Rey ha demostrado tener el mandado en condiciones». Y hasta el ultraconservador Jaime Campmany, recitaba en la Cope: «Dicen que el Rey en las fotos sale con muy buena cara, y tres palmos más abajo  lo que se ve da la talla (…) así que al ver la bandera que el Fortuna lleva izada  salió de la espuma Venus  exclamando: “¡Viva España!”" (Sin comentarios, cada cual que vomite a su gusto)

La red social Ashley Madison (aventuras extramatrimoniales) puso en junio de 2011 en la Gran Vía madrileña con gran cartel publicitario, para anunciar su discrección, con la imagen del rey Juan Carlos como icono del adulterio. Junto a Juan Carlos aparecían fotografías del príncipe de Gales y del expresidente de EEUU, Bill Clinton, junto a la pregunta: "¿Qué tienen estas “realezas” en común?". El faldón del anuncio respondía con otra frase: "Deberían haber utilizado Ashleymadison.com".  El cartel desapareció en pocas horas.


 
María Gabriela de Saboya, A Franco no le gustaba la candidata. El padre era divorciado con fama de homosexual y la madre vivía en Suiza la dolce vita. Pero lo que menos le gustaba es que no tuviese trono. Juan Carlos y Gabriela durante años alternaron encuentros con aventuras en otros nidos, Gabriela se casó con un millonario y se divorció entre tanto.
En 2001, una mujer francesa presentó ante los tribunales de Burdeos una demanda de paternidad. Se llamaba María José de la Ruelle y decía ser la hija natural de Juan Carlos y de María Gabriela de Saboya; y que había sido concebida a bordo del Agamenon. Nació en Argel en 1954, había sido adoptada y las investigaciones sobre su verdadero origen la habían llevado a estas conclusiones.
 La Casa Real llamó a aquello "infundio". Periodistas que se entrevistaron con ella personalmente no salieron nada convencidos de la salud mental del personaje; y su demanda en los tribunales también fue desestimada pero la sombra de la duda está ahí  porque todas las pruebas de ADN solicitadas al rey han sido denegadas.
 Después de Gabriela llegó Olghina  di Robilant, no después en el tiempo, porque ya se conoce la afición del rey por la simultaneidad.
   Era la época de Trevijano y el  coche deportivo de lujo marca Pegaso. Aristócratas y señoras de lata sociedad probaron la tapicería del elegante vehículo.  Pero a la luz salió solo la condesa italiana Olghina de Robiland, con la que empezó a los pocos meses  de la muerte de su hermano Alfonso, cuando ya se le había pasado el disgusto y no se perdía un sarao.

 Olghina  frecuentaba los círculos aristocráticos de Estoril cuando iba a visitar a su tía Olga, que tenía un palacete en Sintra.  Para Olghina, Juan Carlos era "un iluso un poco tonto" pero buen follarín y príncipe heredero aunque con los bolsillos siempre vacíos.  Juanito le dejó claro que iba a ser rey y que la candidata oficial era Gabriela de Saboya pero Olghina era una mujer libre y estas cosas no le afectaban. Tuvieron una relación larga, si bien intermitente, de más de tres años.  Las cartas que le escribía hablan de la capacidad intelectual del Borbón: "Olghina de mi alma, de mi cuerpo y de mi corazón" y luego metía frases de rancheras y boleros ( la literatura no era lo suyo)  y algunas de producción propia  "Esta noche en mi cama he pensado que estaba besándote, pero me he dado cuenta de que no eras tú, sino una simple almohada, arrugada y con mal olor (de verdad desagradable), pero así es la vida. La pasamos soñando una cosa mientras Dios decide otra"  Las cartas se hicieron públicas y esta de la almohada fue escrita el 1 de marzo de 1957).
El diario italiano Oggi las publicó para quien se aburra este verano.

   Tan libertino como Olghina  Juan Carlos, además de mantener su relación semioficial con la de Saboya y la aventura off the record con la Robiland, tenía al mismo tiempo otras, y en concreto una muy sonada con una bailarina brasileña a la que había conocido cuando andaba embarcado en el Juan Sebastián Elcano. También a ésta le escribió decenas de cartas apasionadas. Para que llegaran más rápido, se las enviaba por mediación de la representación diplomática española en Río de Janeiro.  Franco le ordenó que se dejase de mujeres y se buscase una novia seria y  le puso encima de la mesa todas las cartas que él le había enviado a la brasileña, y que el embajador de Brasil, fiel lacayo, había interceptado para darlas al dictador.
Con Olghina siguieron los encuentros en lugares lujosos. Aunque Olghina estaba estigmatizada socialmente por una fiesta en un club nocturno de Trastévere donde había acabado con el striptease integral de una bailarina turca, al rey no le preocupó la dolce vita de su amante.
 Luego la relación se fue enfriando. Olghina trabajaba entonces como periodista para Lo Spechio, un periódico fascista; y como actriz ocasional cuando caía algo. Precisamente estaba con un pequeño papel en una obrita teatral  cuando se dio cuenta de que estaba embarazada por tercera vez. En esta ocasión se negó a abortar. Tenía perfectamente claro quién era el padre, y quiso tener el hijo a toda costa, pese a su mala situación económica. Se marchó de Roma para dar a luz discretamente, y Paola de Robiland nació a finales de ese año cerca de París. Olghina no le dijo nada a su querido Juan Carlos entonces. Pero sí lo hizo en agosto de 1960, casi un año después, cuando se lo encontró en el Club 84, acompañado de Clemente Lecquio (el padre del famoso conde Lecquio). Una vez se libraron del acompañante se fueron juntos a la pensión Paisiello, y sólo a la mañana siguiente Juan Carlos le confesó que estaba prometido con Sofía de Grecia. Incluso tuvo el mal gusto de enseñarle el anillo que le había comprado. Fue entonces cuando Olghina le contó lo de Paola.  Olghina tuvo que pagar la habitación y el taxi, razón por la cual se justificó más tarde que Juan Carlos le enviara un cheque, firmado por él mismo, por una suma indeterminada de dinero.
 En 1986, casi treinta años más tarde regresarían los fantasmas del pasado.  Corría el año 1986 y la relación amorosa con la condesa italiana de Robiland hacía ya muchos años que había acabado, pero este año, al parecer acuciada por problemas económicos, Olghina reapareció. Ahora bien, no fue a ver al monarca, que se sepa, sino a Jaime Peñafiel, , reportero especializado en la familia real para viajes oficiales y otros saraos y, en aquellos momentos, que era lo que le interesaba a la Robiland, director de La Revista Hola. Olghina tenía para vender una serie de 47 cartas de puño y letra del monarca, fechadas entre los años 1956 y 1960. Decía que lo importante era que aquellos documentos no se perdieran para la historia, que el pueblo español tenía derecho a conocer una de las facetas más tiernas y encantadoras de su monarca. Jaime Peñafiel la describe sin piedad "poco agraciada físicamente, de aspecto desaliñado y con una miopía que la obligaba a utilizar gafas como culo de vasos». Le costaba trabajo imaginar que era lo que su rey podía haber visto en ella, pero las cartas no dejaban lugar a dudas"

   En cuanto el periodista recibió la oferta, se puso en contacto con Sabino Fernández Campo, que estaba en Oviedo y volvió pitando a Madrid a ver qué tenían aquellas cartas. Sabino y Peñafiel ya habían tenido algunos contactos con anterioridad, porque el secretario de la Casa Real se ocupaba personalmente de tratar con los periodistas, sobre todo para negociar qué tipo de cosas se podían publicar sobre el rey, y qué otras resultaban del todo inconvenientes. Y Sabino, después de leer las cartas, llegó a la conclusión de que aquello era de las cosas que de ninguna manera se podían publicar. En cuanto informó a Juan Carlos, que confirmó la autenticidad de los documentos y de la historia que contaba la condesa, Sabino le pidió a Peñafiel que las comprase, pagando lo que pedía, 8 millones. Pero no para publicarlas, sino para hacerlas desaparecer del mapa. Aunque, claro está, eso último no tenía que explicárselo a la condesa. Siempre dispuesto a hacer un servicio a la patria, Peñafiel cerró el trato con la Robiland 24 horas después, en el apartamento del Centro Colón del propio Sabino. Pero, naturalmente, el patriotismo de Peñafiel no llegaba al extremo de querer correr con los gastos de la operación. El dinero, en fajos de billetes de 5.000 pesetas, se lo había entregado previamente Manolo Prado y Colón de Carvajal al periodista. En cuanto cobró, Olghina se fue a Roma con el dinero en la maleta, y Peñafiel envió las cartas a La Zarzuela.

   Sin embargo, la examante del rey se sintió frustrada porque las cartas no habían salido a la luz, así que poco después volvió a venderlas, fotocopias que hizo antes del trato con Peñafiel, a la revista italiana Oggi, que publicó una serie de cuatro capítulos sobre el tema, añadiendo fotografías de la época, de la hija que había tenido con el entonces príncipe, y daba cuenta de otros documentos a los que había tenido acceso la revista, como un diario íntimo de Olghina y un cheque firmado por Juan Carlos por una cantidad indeterminada de dinero, sin especificar mucho sobre el asunto. No contenta con eso, la condesa de Robiland publicó poco después, en 1991, un libro de memorias que se tituló Sangue blue, en el que iba todavía un poco más allá en los detalles del romance con "don Juanito". 

  En 1960 se promete con Sofía y se casan el 14 de mayo de 1962. La gente pensaba que eran una pareja preciosa, se querían, eran jóvenes, ricos, de sangre azul. Sofía no podía ni imaginar que su anillo de compromiso había rodado entre las sábanas de la pensión Paisiello.  27 casas reales, 143 miembros de las realezas de todo el mundo, asistieron al enlace entre el príncipe español y la joven aristócrata griega en plena época franquista. Juan Carlos estaba nervioso, y Sofia no pudo contener los nervios y derramó unas lágrimas, incluso olvidó pedir el permiso paterno que exige el protocolo. Juan Carlos le ofreció su pañuelo. No sabía la criatura cuantas veces iba a tener que echar manos del kleenex junto a su adorado Juanito.  

sábado, 25 de julio de 2020

Juan Carlos I: Qué noche la de aquel día. Quinta parte

El relato verdadero es que nuestro Rey, el campechano Juan Carlos, es un héroe. La verdad que nadie podrá manchar con  falsos testimonios es que aquella terrible noche fue tan valiente, tan valiente que se quitó el pijama y se puso el traje de gala para salvar la democracia. En pijama la hubiese salvado igual pero siendo rey tiene que guardar las formas más que una familia corriente, del montón.
  La verdad es que el Rey aquella noche mandó a los militares a sus cuarteles y dejó el Congreso limpio para que allí se hiciese política.  La verdad es q
ue Armada, su buen y monárquico amigo, le dio una puñalada por la espalda y el pueblo español le agradeció su valentía saliendo a la calle encabezado por sus políticos buenos: Don Manuel, el neodremócrata, Felipe, el juancarlista y Carrillo el eurocomunita entre otros.
  Ese es el relato verdadero pero esta vez no quiero escribir historia sino literatura por eso me voy a imaginar que el golpe está programado por el rey, sus militares y sus políticos para formar un gobierno de salvación nacional que domestique el movimiento obrero, acabe con la ETA y los nacionalismos irredentos y meta a España en la OTAN.
 Allá vamos, aquí está mi relato conspiranóico sobre el dulce golpe

 El periodo constituyente ha sido glorioso para el Rey.  El chico fenómeno. Adolfo Suárez,  le funciona a la perfección. Pero nuestro monarca es voluble, igual que alucina con alguien lo guillotina. Y su presidente a finales del año 81 ya presenta un cuello apetitoso.
El  fenomenal muchacho de Cebreros ha realizado su labor y el producto ya no vende.
Felipe González  está excitado con el canto del cisne de la UCD. En su siguiente congreso dice que ya hay que dejar de ser marxista, que eso está antiguo. El PSOE es juancarlista, repite,  pero tiene que seguir llamándose PSOE por los consumidores que se empeñan en comprar socialismo y puños en alto. O marxismo o  él. El congreso grita Felipe.  Un golpe de estado interno que le deja como única autoridad en el partido.
 Fraga provoca terremotos mientras pasea de lado a lado de su despacho pensando en la hora de su Alianza Popular.
Los bancos ven también el producto UCD en rebajas y apuestan por Felipe, el juancarlista y Don Manuel, el demócrata, el bipartidismo americano pagado por ellos mismos y servil al dinero.

  Con Suárez al rey le ha ido muy bien el juego del policía bueno y el policía malo. Si los militares van a Zarzuela a quejarse le echa la culpa de todos los males democráticos a su presidente. Si les pegan a los obreros y torturan a los chicos vascos, es su presidente, él no pincha ni corta. Le llaman el bulto que tiene al lado la reina, el mantecado que si se le quita el papel se desmorona, la cuchara porque ni pincha ni corta... Es el idiota que decían los falangistas, su presidente tiene la culpa de todo.

La cuestión de los destinos fuera de los centros de poder más adeptos al antiguo Régimen no gustan a Milans del Bosch y Milans del Bosch es muy monárquico. Tampoco le gusta el modo en que Suárez ha legalizado el PCE sin consultarlos. El Consejo Superior del Ejército se reune en el Palacio de Buenavista, en Madrid, y saca una nota de protesta casi golpista, contra Suárez.  Se supone que el rey arrestaría a estos díscolos pero prefiere que el temporal amaine porque el golpe tiene que ser tratado en Zarzuela y no en los cuarteles.
 Juan Carlos quiere saber qué dicen  Felipe, Fraga, a Armada y Milans del Bosch  antes de despeñar a su presidente, otrora preferido. Está de mala uva, Suárez se ha atrevido a decirle que a él el rey no lo "borbonea".  El carismático chico de la UCD no ha entendido que en la España Una, Grande y Monárquica si no te borbonean no sales en la foto.



  Poco antes del golpe de Estado del 23F, los reyes realizan su primera visita oficial a Euskadi. No es su lugar preferido pero siendo como es él  símbolo "unidad y permanencia" hay que hacer de tripas corazón.   Suárez no quiere la "belfastización" de Euskadi y ETA está cada vez más activa y con apoyo social sólido. La solución de guerra sucia se inicia ahora. Luego Felipe González la institucionalizará.
 "Que se lleven a un par de tíos por delante, con lo cual se robustece la moral de nuestras fuerzas", dice Suárez. Este tema, desde la guerra sucia hasta el espíritu de Ermua  y el  fin de la banda merece un capítulo aparte.
   Los reyes se preparan para visitar la irredenta Euskadi. La izquierda nacionalista ha iniciado una fuerte campaña con el lema "Reyes, kanpora"  con enfrentamientos con la policía en los que se hace uso de abundante material antidisturbios y balas de goma. Los manifestantes lanzan cócteles molotov y levantan  barricadas en las calles.
  En  la Casa de Juntas de Gernika el rey pronuncia un discurso con algunos párrafos en euskera. Herri Batasuna con sus más de treinta representantes electos en el Parlamento vasco y las Juntas Generales de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia, ha obtenido con anticipación sus credenciales, por lo que tiene asegurado el paso. Cuando el rey inicia su discurso le interrumpen cantando con el puño en alto el Eusko Gudariak. Juan Carlos forza una sonrisa de circunstancias, Sofía se queda pálida, y el lendakari Carlos Garaikoetxea no sabe dónde meterse.  Enseguida los aplausos salvan la situación incómoda. El rey puede proseguir con el discurso y como ha puesto el dedo por donde se quedó continúa leyendo: "Siempre había sentido el anhelo de que mi primera visita como jefe de Estado a esta entrañable tierra vasca incluyera la realización de un acto que sellase el reencuentro del rey con los representantes de los territorios que durante siglos fueron ejemplares por su lealtad y fidelidad a la Corona". Los abertzales son procesados en la Audiencia Nacional por injurias al rey, aunque declaran que no entienden que cantarle su himno pueda ser considerado una injuria.


  Esta visita y las huelgas y manifestaciones obreras hace ver al entorno de la monarquía que para que esté todo atado y bien atado es necesario dar un paso adelante con un gobierno fuerte y democrático, de salvación nacional mediante intervención controlada del ejército pero contando con los socialistas y los comunistas borboneados  porque Estados Unidos les exige OTAN y democracia.
Suárez se está tomando con calma lo de la OTAN.
El 23 F es producto de una serie de circunstancias:
1.- La obsesión por la unidad de España. ETA tiene muy nerviosos a los militares. Se consideraban cobardes por no responder a sus atentados con metralla. Y eso que su actividad no es especialmente intensa en este periodo y que la libertad para torturar en las cárceles y comisarias no tiene muchos límites. Este nerviosismo se hace patente en la "Operación Galaxia" un intento de golpe no controlado montado por el coronel Tejero y por el capitán Sáenz de Ynestrillas.
2.-  Malestar de algunos mandos de las Fuerzas Armadas por la política de ascensos y castigos que el gobierno Suárez ha iniciado, saltándose a los candidatos lógicos por antigüedad, uno de los cuales es precisamente Jaime Milans del Bosch.  Armada, el "brazo político" del golpe, ha sido enviado a Lleida después de que Suárez, como es bien sabido, forzara su cese, en octubre del 77, como secretario de la Casa Real.
3.- El odio al comunismo y la legalización del PCE.   El propio rey culpa de la intentona militar al presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, porque despreció  al Ejército en un asunto tan delicado y el Ejército empezó a actuar por su cuenta.
 4.- La oposición tiene ya prisa por llegar al poder. Todos están hartos de Suárez.  El rey  recibe en La Zarzuela a Felipe González, a Manuel Fraga, y  a Santiago Carrillo. Todos coinciden en que hay una creciente sensación de desgobierno, una pérdida de confianza en las instituciones democráticas, una inminente crisis de Estado
5- También está el asunto de la entrada de España en la OTAN - Poco después de haber ganado las elecciones de 1980, el presidente norteamericano Ronald Reagan  envia una carta en la que insta al rey Juan Carlos a "actuar con diligencia para eliminar obstáculos que impiden el ingreso de España en la OTAN"  A Adolfo Suárez se le reprocha que de largas al asunto durante sus cuatro años al frente del Gobierno.

El rey está de acuerdo con un golpe suave,  porque  España tiene que entrar en la OTAN  formada por países presuntamente democráticos,  y tiene que contar con el apoyo de las masas que votan a los dos grandes partidos de izquierda- PSOE y PCE-.  Un golpe clásico pero moderno. Tarradellas tampoco se muestra disgustado ante un golpe de timón. El comandante que fue compañero de Juan Carlos en la Academia Militar de Zaragoza,  Cortina, es ahora es un reputado espía del CESID.
Cortina expone el asunto a Juan Carlos. Es necesario "un corrector del sistema desde el propio sistema" porque si bien los partidos ya son monárquicos,  en la calle hay  una izquierda combativa y un movimiento estudiantil y obrero no deseado, Euskadi no se rinde y en los cuarteles mucho falangista que sigue repitiendo que el Borbón es idiota.
   En los meses previos al golpe hay repetidas reuniones de Cortina tanto con Juan Carlos como con el embajador de Estados Unidos, Terence Todman, y con el nuncio del Vaticano.
Desde junio de 1980 políticos de todo signo se reúnen en cenas y encuentros. Osorio y Fraga, de AP;  Herrero de Miñón de la UCD. A Felipe González, Enrique Múgica y Gregorio Peces-Barba los pone al tanto el propio Sabino Fernández Campo, en una comida en La Gran Tasca "la voluntad del Rey es que ese Gobierno de muchos, de cuantos más mejor, se forme en tiempo breve"
  La Zarzuela es un hervidero a lo largo del otoño. El rey recibe, en audiencias individuales sin ningún control, un variopinto desfile de pilares de la sociedad: militares, dirigentes de la patronal, hombres de negocios, juristas. Incluso Carrillo se reúne en secreto con Sabino Fernández Campos porque sabe que es la única forma de que haya un ministro comunista en el gobierno de salvación nacional. Y es que en la "operación Armada" el único que no está es Suárez.
En Cataluña Miquel Roca,  Joan Reventós y Antoni Siurana, alcalde de Lleida,  se reunen con Armada.
Luego se escribe el "Informe Múgica" para informar a su partido de las conversaciones con Armada, pero de su contenido no sabemos nada. En el juicio del 23F Múgica se aferra a la versión de que sólo han hablado de la cría de mulas.
   El rey  de vacaciones en Baqueira, llama  a Suárez, que se siente fuerte por las urnas y se niega a aceptar un gobierno de coalición. "Tú estás aquí porque te ha puesto el pueblo con no sé cuántos millones de votos. Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Soy sucesor de Franco, sí, pero soy el heredero de 17 reyes de mi propia familia. Y como no veo que tú vayas a dar tu brazo a torcer, la cosa está bastante clara: uno de los dos sobra en este país. Uno de los dos está de más. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar"

 El 10 enero de 1981, Armada viaja a Valencia para encontrarse con el general Milans del Bosch. Una semana después, el día 18, será Milans el que viaje  a Madrid para reunirse con Tejero, Torres Rojas y el civil García Carrés
. Es en esta reunión donde se establece el plan de ocupar el Congreso, derrocar por la fuerza al Gobierno y formar otro nuevo que encauzara la democracia. Estiman que la operación no debe llevarse a cabo hasta que Armada sea nombrado segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, previsto para fechas próximas.

 Suárez entiende que si quiere fastidiar la partida tiene que dimitir :"A mí no me hace lo que a Arias Navarro"
  La UCD convoca un congreso en Mallorca para elegir un nuevo candidato pero no puede llevarse a cabo por una huelga de controladores aéreos convocada por UGt y desconvocada en seguida sin ningún acuerdo. Suárez es la excusa y una vez dimitido hay que seguir pero ya con las cosas más claras, sin paños mojados.
  El 3 de febrero el rey llama a Armada para darle la noticia de su nombramiento. Ese mismo día también habla Armada con el coronel Ibáñez, que acude personalmente desde Valencia a Lleida para entrevistarse con el general, y valorar juntos la nueva situación que se ha creado tras la dimisión de Suárez.
 El 6 febrero los reyes, que  están en Baqueira para descansar después de los acontecimientos de la Casa de Juntas de Gernika, se citan con Armada para cenar en un restaurante de Artiés. La cena en el restaurante tiene que suspenderse cuando reciben  noticias de que la madre de la reina, Federica, está gravísima en la clínica de la Paloma, en Madrid. En realidad ya ha muerto. Sofía sale rápidamente en helicóptero hasta Zaragoza y desde allí  vuela con destino a Madrid, pero la entrevista del rey con Armada no puede posponerse, así que, esté como este su suegra, el rey se queda para cenar con el general. Están juntos hasta las tres de la madrugada.

   Después de la celebración del II Congreso de UCD, el día 10, el rey propone finalmente a las Cortes a Calvo Sotelo para la presidencia del gobierno. Armada pasa el día 11 por  La Zarzuela, para los oficios religiosos ortodoxos en memoria de la madre de la reina. El rey le cita para el día 13.  Ninguno de los dos ha revelado jamás el contenido de la conversación que mantienen en la cita extraordinaria. Alfonso Armada solicita permiso por escrito a Juan Carlos para darla a conocer como prueba que le favoreciera en su juicio. Pero no le autorizan y Armada cumple a rajatabla la orden.

   Una vez elegido el candidato a presidente, el rey tiene que mantener una nueva ronda de consultas con los líderes políticos, preceptiva constitucionalmente. Con González, Fraga y Carrillo. Pero hay muchas más reuniones esos días. Entre ellas, el 16 de febrero, nueva entrevista en Madrid entre Ibáñez, el segundo de Milans,  y Armada.
El 17 se produce otro contacto del rey y Armada, en un aparte de un acto en la Escuela Superior del Ejército.
 Por fin, el día 18, Ibáñez establece con Tejero, en una conversación telefónica, la fecha definitiva para la "operación Congreso".

 Acuerdan el lunes 23, dado que la votación se repetiría y, nuevamente, volverá a  estar el pleno del Congreso de los Diputados reunido, y todos los miembros del gobierno presentes.

  Cortina también se reune, el día 21 por la noche, en Madrid, con Tejero, Alfonso Armada y Gómez Iglesias , su mano derecha en el CESID.
  Es en esta reunión en la que Armada se descubre personalmente ante Tejero como cabeza de la operación. Cortina le indica al guardia civil que los socialistas no van a dar la menor guerra, que aceptarán lo que les proponga, que su operación en el Congreso habrá de reconducirse hacia el objetivo político de Armada. Según su declaración en el juicio, a Tejero le dan a entender que el nuevo gobierno será sólo de militares; y que el verdadero jefe es el rey, que lo apoya totalmente. Armada en concreto le explica: «La Monarquía necesita robustecerse, por ello Su Majestad me ha encargado esta operación». Matiza además que «la Corona y la Democracia seguirán incólumes, aunque ya hay preparados varios decretos que entrarán inmediatamente en vigor". También le revelan que tanto el Vaticano como el gobierno norteamericano han sido sondeados, y que han recibido promesas de ayuda de la administración Reagan.
 En vísperas del 23 de febrero el comandante Pardo Zancada, de la División Acorazada  Brunete, viaja a Valencia para entrevistarse con Milans del Bosch, el verdadero jefe militar de toda la operación. También conversa Milans con Armada por teléfono.

   El 23 de febrero de 1981, a las 18:22 horas, el teniente coronel Antonio Tejero, al frente de 288 guardias civiles, irrumpe violentamente en el Congreso de los Diputados, interrumpiendo la sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. Entra lanzando tiros al aire y gritando " se sienten coño"
 Malo, Tejero no ha seguido las reglas del golpe dulce y democrático, hace demasiado ruido.

 Poco después, en Valencia, el teniente general Jaime Milans del Bosch saca a la calle los tanques y las tropas bajo su mando en la III Región Militar y decreta el toque de queda; y la División Acorazada Brunete toma los puntos clave de Madrid, entre otros RTVE y varias emisoras de radio. Se trata de la puesta en escena para el verdadero golpe de Estado, que se producirá  cuando el general Armada, en nombre del rey, aborte el alzamiento militar, formando un gobierno de salvación nacional encabezado por él mismo.

   A su majestad le pilla el ruido de los disparos en chándal, preparándose para jugar un partido de squash con Ignacio Caro y Miguel Arias. El tercero de sus amiguísimos, Manuel Prado y Colón de Carvajal, está en su despacho del Instituto de Cooperación cuando López Schummer (vicepresidente del ICI) llama a su puerta acalorado para decirle que ETA ha entrado en el Congreso. '
Prado pone entonces en marcha su pequeño transistor y como las noticias son tan confusas decide que su puesto está en Zarzuela. Su sólida relación con el rey le permite esas y otras licencias. Se presenta en menos de media hora y ya no sale hasta las seis y poco de la tarde del día siguiente. Es decir, que los íntimos de Juan Carlos están casualmente o no, en Zarzuela. Sigue la trepidante retransmisión radiofónica en familia.

   El ambiente general en la Zarzuela  es de alegría expectante. Los niños (las infantas y el principito), casualmente, no han ido a clase ese día: vacaciones extraoficiales. Juan Carlos se ha preocupado por la seguridad de los más próximo, incluso, fuera de la familia: a la vedette Bárbara Rey le ha advertido: "Oye, el lunes, 23, procura no salir de casa!, porque puede pasar algo"
Con las primeras noticias, se despiertan  aires de celebración más que de miedo, como es lógico.
A Sabino Fernández Campo no le sienta nada bien encontrarse en el despacho de Su Majestad un improvisado sarao, como esos que se montan en familia para ver el Festival de Eurovisión
  Están incluso la hermana de la reina, Irene de Grecia quien no parece muy triste por la reciente muerte de la madre; están las hermanas del rey, Pilar y Margarita, acompañadas de sus maridos, Luis Gómez-Acebo y Carlos Zurita.  Sabino quiere poner orden en el desmadre y actúa como la cabeza más fría del grupo. Como los teléfonos arden y todas las conversaciones se realizan desde líneas estándar de Telefónica, advierte a Juan Carlos que les pueden grabar.

  Milans decreta el estado de sitio en Valencia, con un bando calcado del 18 de julio del 36, aunque explica a los más próximos que no se trata de proclamar el estado de guerra, porque todo está dentro de la Constitución. Son las siete de la tarde cuando las emisoras locales comienzan a transmitir el bando y los tanques salen a la calle. Aparte de la entrada de Tejero en el congreso, esa imagen aporta pavor a la puesta en escena del golpe; aunque Milans, que coincide en prisión años más tarde con Martínez Inglés, asegura a éste que ha sido sólo eso, una puesta en escena, ya que los tanques no llevan munición:  puro teatro.

   En Madrid el general José Juste Fernández, jefe de la División Acorazada y próximo al gobierno de Suárez, acaba de enterarse de los planes golpistas.
  Aparte de otros detalles le dicen que Armada va a dirigir la operación desde Zarzuela. Para cerciorarse de que la información que le están dando es correcta, apenas pasadas las seis y media intenta contactar con él en la Casa Real. Pero como no está, le pasan con el secretario, Sabino Fernández Campo. Según la versión oficial, Sabino desmiente con sorprendente seguridad que Armada va a aparecer por allí: "Ni está ni se le espera", No se sabe con certeza lo que hablan ni en qué tono, pero, de resultas, Sabino se entera de algunos pormenores que no le hacen gracia. Muy en particular, de que los golpistas dicen que "el rey está al tanto de todo" .
Se dirige a hablar con el rey y se lo encuentra al teléfono con Armada. El secretario le convence de que no es nada aconsejable que Armada se presente en La Zarzuela, en medio de tanta confusión.

   Ante las informaciones que van llegando de la chusquera entrada de Tejero en las Cortes, Juan Carlos se asusta y pide a Sabino que lo saque del embrollo.

     Desde las ocho de la tarde Sabino Fernández Campo no se despega  prácticamente del rey. Su intervención esa noche puede resumirse en dos iniciativas muy simples, que asume públicamente y que de principio no resultan demasiado trascendentales: primero, insiste en que Armada no actúe desde La Zarzuela, para que la Corona no se comprometa demasiado, aunque mantiene contactos telefónicos con él toda la noche; en segundo lugar, con la misma intención, intenta evitar que se invoquen los nombres del rey y de la reina, del modo tan explícito en que se estaban utilizando, para llamar al alzamiento.

   Estas actuaciones no son en absoluto incompatibles con estar en el ajo del golpe del 23F desde el comienzo, pero su función es proteger al rey si algo sale mal, no vaya alguien a creer que Sabino es un progre, que el hombre no ha dudado en manifestar la intervención del ejército en Euskadi o Cataluña.

   En cualquier caso, las de Sabino son iniciativas que en sí mismas nunca habrían parado ni evitado el golpe. Juste, supuestamente ya ha sido informado de que el rey no apoya el golpe, pero permite que la DAC Brunete, que sigue bajo su mando, comience a movilizarse, con tres escuadrones, para ocupar militarmente puntos clave de Madrid, en especial la sede de Radio Televisión Española y varias emisoras de radio. Por otra parte, continua  haciendo gestiones para localizar a Armada donde quiera que estuviera.

   Armada no va a Zarzuela, pero se pasa la noche junto a Gabeiras, en el Cuartel General de Tierra. Allí se concentran el generalato de todas las divisiones del Estado Mayor, en total doce generales.

   Sabino y el rey, en contacto permanente con la Junta de Jefes de Estado Mayor, repiten desde Zarzuela ordena que nadie debe hacer nada sin consultarles antes. La reina Sofía desvela años más tarde que lo del rey con los militares en torno al 23F fue un "juego voluntariamente ambiguo", y que les ha hecho creer que esta con ellos. Lo que no desvela es cuándo deja de estarlo.

   Entre los muchos aconteceres extraños del día, está el que un miembro de la Guardia Real ha logrado entrar desde el primer momento en el Congreso. Este guardia  llama a La Zarzuela para facilitar el número de teléfono a través del cual Sabino puede hablar con Tejero
 La versión oficial insiste en que Tejero anuncia que sólo recibiría órdenes de Milans del Bosch.

  Sorprendentemente las líneas telefónicas de La Zarzuela no se han cortado. La centralita se satura de llamadas. El propio rey le comenta años después, cuando ya está tan metido en su papel de salvador de la patria que no controla lo que dice, a Vilallonga, para su biografía autorizada: "Si yo fuera a llevar a cabo una operación en nombre del rey, pero sin el acuerdo de éste, la primera cosa en la cual habría pensado sería aislarle del resto del mundo impidiéndole que se comunicara con el exterior. Y bien, esa noche yo hubiera podido entrar y salir de La Zarzuela a mi voluntad y, en cuanto al teléfono, ¡tuve más llamadas en unas pocas horas que las que había tenido en un mes!". Sabino, que es más listo, se encarga de que este párrafo sea suprimido de la edición española del libro, en cuanto se da cuenta de que el rey ha metido la pata.

   Que se sepa, además de la familia, también llamaron primeros ministros y reyes, para preocuparse por la situación; y los presidentes de los gobiernos autónomos del País Vasco y de Cataluña, Carlos Garaikoetxea y y Jordi Pujol. Juan Carlos los tranquiliza  a todos, en concreto a Pujol con la frase que luego recogería la prensa: "Tranquilo, Jordi, tranquilo". La gente de Comisiones Obreras telefonea varias veces y le pregunta al monarca: "¿Quemamos nuestros archivos y nos tiramos al monte?". El rey les respondió: "¡Sobre todo no hagáis eso! ¡Tengo el asunto controlado!".
Alexander High, el secretario de Estado de Estados Unidos, en Washington, cuando conoce las noticias se limita a declarar: «Es un asunto interno de los españoles… Yo no tengo nada que decir».

   Después de más de una hora intentándolo, el jefe de la División acorazada,  general Juste, consigue por fin contactar con Armada. No se sabe qué hablaron, pero la división no retira sus tropas. También habla con Armada el general Aramburu, director general de la Guardia Civil, que está en el Hotel Palace en un improvisado cuartel general de mandos militares para vigilar desde el exterior lo que acontecía en el Congreso. Aramburu reclama a Armada con urgencia, para mediar con los asaltantes: «¡Alfonso, ven para acá, porque a mí no me obedecen!».

   Con Milans del Bosch, en cambio, es Juan Carlos el que mantiene la primera conversación aproximadamente a las 8 de la tarde, y todas las demás a lo largo de aquella noche. No es para menos, teniendo en cuenta que Milans es el militar más monárquico de España, y amigo personal de Juan Carlos desde hace muchos aaños.


   En torno a las ocho y media Armada está en el Cuartel General de Tierra, dedicado a cambiar impresiones con unos y con otros. Expone los planes del gobierno presidido por él a los generales allí reunidos, para lo cual pide un ejemplar de la Constitución, a fin de poder señalarles con toda precisión cómo es aquello de que se pueda dar un golpe de Estado dentro de la legalidad, apoyándose en el artículo 8. También habla con Milans por teléfono. Y, aproximadamente a las nueve, otra vez con el rey. El rey le pasa el teléfono a Sabino, y éste mantiene con Armada una larga conversación.

   Después de esta última charla, Armada habla con el general Gabeiras, su superior, proponiéndole ya abiertamente el plan de ir al Congreso.

   Le explica como a los otros generales, que el ejército está dividido, que la situación es peligrosa, que cuenta con el apoyo de los socialistas  y  que consiente en sacrificarse ofreciéndose para presidir el gobierno. Hablan también de la posibilidad de ofrecer un avión para que Tejero y sus oficiales salgan de España. Y Gabeiras, aunque no ha estado en la conjura de entrada, se queda convencido de que eso es  lo que hay que hacer. Pero antes de tomar ninguna resolución definitiva, tiene que volver a hablar con Zarzuela.

   Así lo hace, y a las nueve y media Sabino confirma que la "solución Armada" tiene ya entre sus partidarios también a Gabeiras, quien le asegura además que está dispuesto a acompañar a Armada en su misión.
   Eso es  el final de la aventura, el momento del verdadero golpe. No dudan que todo va a quedar zanjado con la visita de Armada a las Cortes, y en La Zarzuela comienzan a trabajar en la redacción del  mensaje del rey a los españoles, que será transmitido por televisión.

   Sabino Fernández Campo pide a RTVE que envien un equipo de grabación y otro de filmación. Sorprendentemente se consigue sin problemas en una televisión "tomada"

   En consonancia con la iniciativa que acaban de decidir llevar a cabo, diseñan un discurso que hace hincapié en la "fórmula constitucional" como salida al problema militar. Lo redacta Sabino con la ayuda de Manolo Prado, el amiguísimo del rey, que lo revisa con el secretario y quita y añade algo, con mucho acierto según Sabino Es un texto breve, que requiere precisión de relojero. El rey no puede quedarse corto, pero tampoco excederse. Éste es un buen momento para repasar aquellas palabras, y comprobar la coherencia del discurso con el plan inicial y la «solución Armada»:

 
     Al dirigirme a todos los españoles, con brevedad y concisión, en las circunstancias extraordinarias que en estos momentos estamos viviendo, pido a todos la mayor serenidad y confianza y les hago saber que he cursado a los capitanes generales de las regiones militares, zonas marítimas y regiones aéreas la orden siguiente:

     Ante la situación creada por los sucesos desarrollados en el Palacio del Congreso y para evitar cualquier posible confusión, confirmo que he ordenado a las autoridades civiles y la Junta de Jefes de Estado Mayor que tomen las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente.

     Cualquier medida de carácter militar que en su caso hubiera de tomarse, deberá contar con la aprobación de la Junta de Jefes de Estado Mayor.

     La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum.


   Llama la atención la delicadeza con que se refiere al golpe y al criminal secuestro del parlamento: "las circunstancias extraordinarias que en estos momentos estamos viviendo", "la situación creada por los sucesos desarrollados en el Palacio del Congreso"… Pero sobre todo no deja de sorprender, a 35 años vista, esa orden a las autoridades civiles y la Junta de Jefes de Estado Mayor para "que tomen las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente". ¿Qué medidas son ésas?
 No nos enteramos que este discurso era el discurso del golpe y no el del salvador de la democracia, pero era tan ambigüo que sirvió para todo.

En el primer comunicado público de la Junta de Jefes , redactado mientras Armada está todavía en el Cuartel General del Ejército y prepara su salida hacia la solución final, "la junta  manifiesta que, ante los sucesos desarrollados en el Palacio del Congreso, se han tomado las medidas necesarias para reprimir todo atentado a la Constitución y restablecer el orden que la misma determina"

   .Se le pide a Tejero que siga las instrucciones de Armada.   Armada ya está en marcha. Un cuarto de hora más tarde de que los de la tele llegan a Zarzuela, a las 23:45, sale del despacho de Gabeiras, que le despide con un abrazo y un ¡A tus órdenes, presidente!, cuadrándose ante él. Todavía varios generales insisten en acompañarle, pero acaban por acordar que fuera solo para no dar la sensación de coacción.

   A medianoche el rey se viste  de militar para el vídeo, de media gala: camisa blanca, corbata negra, fajín con borlones de oro. En la grabación están presentes las dos infantas, el príncipe Felipe y la reina, sentados en el sofá frente a él; mientras Sabino, varios ayudantes y Manuel Prado van y vienen

    El rey debe condenar los hechos del Congreso y decir a la ciudadanía civil que la Corona apuesta por la Constitución. Pero, por otro lado, debe esperar a que se despeje algo más el panorama, a ver en qué acaba la gestión de Armada.

   Prácticamente a la misma hora, a las 00:35, llega Armada al Congreso. Ha tardado 50 minutos, casi una hora, en llegar desde el Palacio de Buenavista, sede de la Junta de Jefes, que está a apenas 5 minutos. Se hacen cábalas sobre la posibilidad de que haya pasado por La Zarzuela, para hablar con el rey y con Sabino de lo que va a decir  a Tejero y a los diputados, o incluso para estar presente en la grabación del mensaje real…
Pero nada se sabe al respecto.

   Lo que sí está probado es que antes de entrar en el Parlamento hace una breve escala en el Palace, convertido en puesto de mando de los generales que comandan los cuerpos militarizados que rodeaban el Congreso. No hay explicación oficial sobre cómo llegó a conocimiento de Armada el santo y seña para entrar en el edificio, "Duque de Ahumada"

   El elemento verdaderamente distorsionador es Tejero.
 Uno de los puntos más débiles del plan es que, con un estilo similar al que Suárez ha utilizado para legalizar el PCE, sin informar del todo a los militares, aquí se ha utilizado a Tejero sin desvelarle toda la verdad del plan.
 Y en el momento crucial, Tejero es el que realmente aborta el golpe.

   Su espectacular irrupción en el Parlamento, que puede seguirse en directo por la radio  ya ha significado el fracaso del plan desde el principio, aunque algunos tardaran más que otros en darse cuenta. No es que la entrada no estuviera prevista, pero los modos zarzueleros de sargento chusquero, lanzando tiros al aire, la desigual batalla con un anciano general para intentar sin éxito derribarlo, el desafío del líder comunista como héroe solitario que se mantiene erguido entre una multitud medrosa, hasta el tricornio acharolado que el duque de Ahumada ha diseñado para la Guardia Civil en el siglo XIX añade a la escena un toque carnavalesco…
Todo esto unido tiene una bochornosa fuerza audiovisual que no es compatible con una salida digna. La bochornosa chapuza del 23F se ha convertido en el golpe de los 10 minutos de modo irremediable, porque eso es exactamente lo que han durado sus posibilidades de éxito. Nadie puede apoyar aquel ridículo internacional.
   Armada entra en el Congreso tras dar el santo y seña convenido por los golpistas para recibir a la autoridad militar que espera al «elefante blanco.
Habla con Tejero en un despacho acristalado, desde donde los guardias armados no pueden oírlos, pero sí verlos discutir acaloradamente, mientras Armada agitaba en el aire un ejemplar de la Constitución del 78 que ha llevado para explicarle algo a Tejero.

   Su propuesta estriba fundamentalmente en que se retiren los guardias, le den paso a él al hemiciclo, y permitan que sea el propio Congreso el que acuerde una fórmula para la formación de un gobierno de solución a la situación creada, para volver a la normalidad. Luego el Congreso presentará su propuesta al rey, a fin de que todo sea constitucional.
En la versión de Tejero, que no confirma Armada, los diputados ya estaban preparados, y el futuro gobierno pactado: la presidencia para Armada; la vicepresidencia, para Felipe González; y dos o tres carteras a cada partido, con socialistas y comunistas moderados como Enrique Múgica y Solé Tura, éste como ministro de Trabajo.
Armada le habla además de lo del avión para salir de España él y sus hombres.

   El cabreo de Tejero es monumental. Eso no es lo que él espera, no es lo que le han dicho…
Insiste en que el rey tiene que promulgar unos decretos disolviendo las Cortes, que Milans tiene que estar en el gobierno, que nada de comunistas. Y, naturalmente, no se ponen de acuerdo.

   A la 1:20 de la madrugada Tejero da por finalizada la conversación con Armada, y ordena a dos guardias que le conduzcan a la salida e impidan que vuelva a entrar sin su permiso. Armada sale del Congreso desolado.
   Dentro, Tejero se queda comentando la conversación con sus oficiales, lleno de ira. Se reafirma dispuesto a no darse por vencido e improvisa un manifiesto. Intenta que se difunda por radio, pero los militares del exterior consiguen evitarlo.

   A la 1:23 se emite el mensaje del rey por televisión.
En La Zarzuela todavía no saben que el plan de Armada ha fracasado en aquel momento. Armada ni siquiera ha podido seguirlo.
 Según sus declaraciones, le resulta imposible precisar en dónde está en ese instante.
 El mensaje lo ven millones de ciudadanos, que esperaban despiertos y expectantes. Entienden lo que están deseando oír: que el golpe ha sido abortado por el monarca.
   A las dos de la madrugada, cuando ya todos los implicados están al tanto del fracaso de Armada, los golpistas de la rama dura siguen insistiendo. Piensan todavía que si más batallones del ejército se suman a la insurrección se puede forzar la situación. Y reclaman que el rey tome la iniciativa, apoyándoles abiertamente y nombrando por su cuenta y riesgo, sin constitución ni hostias, a Armada presidente. Pero el Borbón no quiere repetir la experiencia de su abuelo con Primo de Rivera.  Además eso no es lo que quieren los americanos. Tejero ha abortado el golpe de Estado que él mismo ha iniciado. La alocución televisiva ya se ha emitido y, como le dice a Milans, después de ese mensaje ya no puede volverse atrás. Pero a Milans parece no llegarle la orden de que tiene que retirar sus tropas y pedir a Tejero que se rinda sin más historias, de modo inmediato.

   Las opciones en la nueva situación, están claras:  reconvertir el golpe blando en  golpe duro, con un gobierno militar no constitucional, con o sin el apoyo del rey; o darlo todo por perdido, minimizar daños, eludir responsabilidades e intentar rentabilizar políticamente el fracaso.

   Milans está decididamente a favor de la primera. En un momento dado le dice al rey que si no se pone de su parte, tendrá que abdicar y marcharse. Pero el apego del Borbón al trono le hace resistir. Lo cierto es que, gracias a la cautelosa gestión desde Zarzuela, los golpistas de la rama dura no cuentan con suficientes apoyos en las capitanías generales.
 Zarzuela opta por abortar el golpe porque no puede ir en contra del Rey, ordena que retire las unidades, que Tejero deponga su actitud, y jura que no abdicará
Milans comunica a Zarzuela que cumplirá sus órdenes.
 Ya no hay salida.  El rey los ha dejado solos. Solo Tejero no le obedece y la situación del Congreso es ahora  peligrosa.
  A las 4 de la madrugada las tropas se retiran de las calles de Valencia y se dicta un bando que anula el anterior. A las 6 y media Milans se retira de su puesto de mando, y se va a dormir sin preocuparse demasiado por la situación en la que queda Tejero, encerrado todavía en las Cortes.
 Con la mañana, tan claro ven todos el final, que el mismísimo líder de Alianza Popular, Manuel Fraga, se pone en pie en el hemiciclo y lanza una memorable parrafada antigolpista: «¡Quiero salir porque esto es un atentado contra la Democracia y la Libertad!… ¡Esto no favorece ni al rey, ni a España, ni a la Guardia Civil!… ¡Prefiero morir con honra que vivir con vilipendio!». Lo secundan los diputados Óscar Alzaga, Fernando Álvarez de Miranda e Íñigo Cavero, abriendo sus chaquetas de par en par: «¡Dispárenme a mí!».
Todo un show como fin de fiesta.

   Antes de entregarse, Tejero exige la presencia de Armada. Sólo con él pactará la rendición. Un gesto entre militares y en su lenguaje, para dejar patente su traición y humillarlo públicamente.
A las 12 y media del 24 de febrero, después de hablarlo con el rey, Armada firma a las puertas de las Cortes, sobre el capó de un coche, la nota de capitulación con las condiciones de Tejero. Los guardias que todavía quedan dentro montan en sus vehículos y salen hacia sus respectivos acuartelamientos. Después, los diputados, rodeados de cámaras y micrófonos de periodistas.

   A las dos y media del mediodía, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Gabeiras, llama a Milans del Bosch y le ordena acudir inmediatamente a Madrid. A las siete en punto de la tarde, Milans entra en el Ministerio de Defensa, donde es detenido.

   Esa misma tarde, la Junta de Defensa reunida en La Zarzuela, con Suárez todavía de presidente en funciones, ordena a Gabeiras que arreste también a Armada.
Gabeiras se vuelve hacia el rey, entre sorprendido y alarmado, haciendo exclamar a Suárez: «¡No le mire al rey, míreme a mí!
La inmensa mayoría de los casi 300 guardias civiles y más de 100 soldados que ocupan el Parlamento no serán juzgados.
 Una enfervorizada prensa y televisión repiten hasta hacerlo verdadero el papel salvador de la Corona. Los libros de historia de los niños lo recogen sin pudor.
  El juicio es solo un montaje para salvar a los militares. En cuanto a la implicación de políticos, y muy especialmente de los socialistas que estaba probado que se han reunido con Armada, hay que decir que también tienen mucha suerte en el juicio. Tanto ellos como el grupo de La Zarzuela, Armada incluido, cumplen el compromiso de no implicarse mutuamente. Un equipo de abogados entrena a Múgica durante mucho tiempo para que su declaración como testigo se ajuste a los intereses del PSOE, que son desvincularse de Armada.

   Cuando sale la sentencia, Felipe González es ya  presidente del Gobierno y declaró en el Congreso: "esta sentencia cierra un capítulo importante y doloroso de la historia de España"
Juan Carlos, tan  ensoberbecido estaba en su papel de salvador de la patria,  que se permitió incluso descalificar a los golpistas, con exclamaciones como ¡Verdaderos amateurs!

   El golpe del 23 F, al fin y a la postre, acaba triunfando de cualquier manera.  La desmovilización popular es el logro más importante, desde el momento en que consiguien que toda España se quedara clavada frente al televisor esperando las palabras del monarca, como en trance. El éxito del sainete recoge los frutos de los primeros años de la Transición, con los partidos defraudando las expectativas y las reivindicaciones sociales.
   Unos días después, el 27 de febrero, hay una multitudinaria y pacífica manifestación en Madrid que inaugura la nueva etapa política, con los «héroes» del 23F (Felipe González, Carrillo y hasta el mismísimo Fraga Iribarne) encabezando la promovida concentración de masas que daban vivas al rey.

El ingreso de España en la OTAN fue inmediato. En octubre del 81 Juan Carlos se reunió con Wasington, y unos meses después, en mayo del 82, Calvo Sotelo consiguió que las Cortes lo aprobaran sin mucho ruido.

   En general, hubo un bandazo hacia la derecha en todo el Estado.
El rey , AP y el PSOE son los vencedores del golpe.

   Cuando en agosto se convocan elecciones generales para octubre, el PSOE ya está preparado para poder cambiar su discurso, y no preocupar a la banca ni a los poderes fácticos, apoyando sin complejos a la monarquía. El 23F es la coartada perfecta, es la definitiva domesticación de sus bases. El 28 de octubre gana con promesas de sacarnos de la OTAN, crear 800.000 puestos de trabajo y consolidar las libertades, por mayoría absoluta con el 48 por 100 de los votos.



Me he atrevido a usar nombres de políticos, fechas y frases supuestamente dichas, espero que no se den por aludidos y entiendan que son solo libertades literarias.