viernes, 25 de diciembre de 2020

La noche del terremoto

Sucedió un 25 de diciembre de 1884, mientras las familias comían sus míseras cenas de Nochebuena. 
Los animales habían estado intranquilos toda la tarde. Los mulos coceaban, los perros iban de aquí para allá, las gallinas se negaban a dormir, los cerdos gruñían en las zahurdas... 
 
Pero a las nueve, como si todas las bestias de la tierra se hubiesen puesto de acuerdo, sobrevino un silencio irreal, seguido de una llovizna fina y un color ceniza en el cielo.
A las nueve y ocho minutos la noche lo devoró todo. Pueblos enteros de Granada, Málaga, Almería y Sevilla desaparecieron entre las sacudidas de la tierra. Se contaron casi mil muertos y otros tantos miles de heridos.
Mi bisabuela estaba en Las Albuñuelas de donde era oriunda. Atizaba la lumbre cuando la casa se abrió como una flor y el vuelo de la chimenea la protegió de la muerte.Contaba mi padre que su entonces novio se abrió paso entre el cascajo y la sacó en brazos, algo que siempre negó ella por cuestiones de decencia. "Largos de lengua- decía muy digna- tu abuelo no me sacó, fue otro hombre, tu abuelo no me tocó antes de casarnos"
Se puede decir que ese alero de la chimenea aquella noche hizo que yo existiera.
Es todo tan frágil...

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